Psicopatología y psicoterapia gestalt
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“Freud nos enseñó que hasta los síntomas más raros y las conductas más extravagantes «tienen sentido»”
(David Shapiro)
Todas las personas “fabricamos” síntomas que tienen su función, de tal modo que cuando esta se cumple, el síntoma desaparece. Es importante observar para qué sirve el síntoma y no precipitarse en suprimirlo precozmente porque, sin duda, está cumpliendo su función en esos momentos.
IMPORTANCIA DE LA PSICOPATOLOGÍA EN LA PSICOTERAPIA
La psicopatología es el estudio de las causas y naturaleza de las enfermedades mentales. Puede desarrollarse según distintos enfoques o modelos que abarcan desde la conceptualización médico clínica (o psiquiátrica) hasta el modelo psicológico en todas sus corrientes, tanto el conductismo, como las escuelas cognitivo-conductuales, las corrientes de psicoterapia humanistas como la Terapia Gestalt y así muchas otras hasta llegar al modelo psicoanalítico.
Llama la atención la diferente importancia condedida a la psicopatología según las distintas corrientes psicoterapéuticas, máxime cuando la psicoterapia es una disciplina que confiere rango y metodología científica al tratamiento de la enfermedad mental propia de las disciplina de la salud, pero, como no es este elleit movitv de este artículo, me limitaré a dejar constancia de que, desde mi perspectiva como terapeuta Gestalt, considero a la psicopatología como una herramienta más a utilizar dentro del abanico de elementos disponibles que están al abasto de cualquier psicoterapeuta.
DEL SÍNTOMA AL DIAGNÓSTICO
Los manuales de clasificación y diagnóstico habitualmrente utilizados para el diagnóstico de la enfermedades mentales son el CIE-10 y el DSM IV-TR (en 2013 se ha publicado ya el DSM-V)
El CIE-10 (Clasificación estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud) determina los códigos utilizados para clasificar las enfermedades y una amplia variedad de signos, síntomas, hallazgos anormales, denuncias, circunstancias sociales y causas externas de daños y/o enfermedad.
El DSM IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos (APA), contiene una clasificación de los trastornos mentales y proporciona descripciones claras de las categorías diagnósticas, con el fin de que los clínicos y los investigadores de las ciencias de la salud puedan diagnosticar, estudiar, intercambiar información y tratar los distintos trastornos mentales. Este manual contiene una clasificación de los trastornos mentales que identifica y pone nombre a las distintas patologías. Pero también es un instrumento excesivamente compartimentado que, si bien orienta, tiene el incoveniente de impedir pensara los terapeutas que lo sigan al pie de la letra, circunstancia que choca frontalemente con la perspectiva fenomenológica de la Terapia Gestalt que es, precisamente, poder pensar la experiencia de nuestros pacientes.
En nuestro sistema occidental tenemos un proceso de dos tiempos:
1-Diagnóstico, y como consecuencia
2-Tratamiento (modelo médico)
Diagnóstico y tratamiento se encuentran entrelazados; el diagnóstico determina el tratamiento y sucede lo mismo al contrario. Para poder diagnosticar se debe tener conocimiento de que algo existe y, al mismo tiempo, saber tratarlo. Por ello es importante que diagnóstico y tratamiento se encuentren en la misma lógica, es decir, que sean coherentes.
En la Terapia Gestalt no encontramos demasiada psicopatología en el sentido tradicional del término. La preocupación de Perls, Hefferline y Goodmanera más terapéutica que diagnóstica: cómo ayudar a la persona a encontrar capacidades para realizar un ajuste creador, ser consciente, etc. …
Según Paul Goodman hay un millón de formas de ser un individuo sano: “ser capaz de ser creativo”; en este sentido, la psicopatología, reduce las posibilidades de adaptación creativas.
Sin embargo, pese a la mencionada preponderancia del interés terapéutico sobre la presencia de la psicopatología, desde hace algunos años, ciertos autores se han interesado en el tema: Jean-Marie Robine, Gilles Delisle, V. Siomopoulos, Marcos José Müller-Granzotto & Rosane Lorena Müller-Granzotto y Gianni Francesetti.
Recientemente ha visto la luz un libro sobre Psicopatología Gestáltica de sumo interés realizado bajo la coordinación de Gianni Francesetti, que probablemente en enero de 2014 salga en su edición española.
SÍNTOMA Y SIGNO SEGÚN LA TERAPIA GESTALT
El síntoma es una percepción subjetiva que un enfermo siente y que es capaz de explicar; son sensaciones debidas a un cambio que reconoce como anómalo (por ejemplo, una voz interior que le ordena matar a alguien, es un síntoma), probablemente causada por un estado patológico. No se debe confundir con el signo, una especie de síntoma objetivo que todos pueden ver (por ejemplo, una crisis violenta de agresividad en un paciente psicótico, es un signo). El síntoma sólo lo percibe quien lo sufre mientras que el sigo es fácil de identificar por quien está a su lado.
El síntoma (o el signo) son contemplados de un modo distinto por las diferentes escuelas o tendencias psicológicas y la diferenciación en la importancia que cada una de ellas les confiere viene dada más por la terminología que por la comprensión de la misma..
En términos de Psicoterapia Gestalt, el síntoma empieza siempre como unajuste creador. Es la respuesta más apropiada que la persona puede hacer, con sus capacidades, en un momento dado y unas circunstancias concretas.
Que sea una respuesta creativa, no significa que sea la mejor, pero sí al menos será la más adecuada (y posible) en ese momento dado.
LA CRONIFICACIÓN DEL SÍNTOMA
El problema surge cuando esa respuesta adaptativa creadora queda fijada y adherida como modus operandi del individuo, y se convierte en una forma de reaccionar conservadora, única y no adaptativo. Así, podría ocurrir que pasado el tiempo cuando, cuando el contexto sea distinto al del ayer, la respuesta que entonces fuera apropiada sea ahora inadecuada e incluso perjudicial hasta el extremo de causar sufrimiento (ajuste conservador).
Todas las personas “fabricamos” síntomas que tienen su función, de tal modo que cuando esta se cumple, el síntoma desaparece. Si no llegara a cumplirse la función, los síntomas tenderían a cronificarse.
El síntoma tiene una doble naturaleza. Por un lado indica que hay un problema, y por otro que hay una tentativa de solución al mismo.
Intelectualmente lo podemos diseccionar en dos:
- En un cierto comportamiento o conducta que crea sufrimiento.
- En una función terapéutica que sirve para sobrellevar el sufrimiento.
Las terapias conductuales tratan la conducta sin preocuparse de para qué sirve, cual es su función. No obstante, consideremos que si no se respeta la función, el paciente se verá obligado a inventar algo para resolver su problema.
Si suprimimos la conducta (el síntoma) se suprime también la función positiva del síntoma que tiene un objetivo: es intención. La forma inventada al suprimir la conducta, cada vez será más fuerte que la anterior.
En este sentido, el trabajo en la Psicoterapia Gestalt consiste en ayudar al paciente a inventar otras formas que permitan a las intenciones ser actualizadas sin necesidad de pasar por el sufrimiento, es decir, a poder realizar nuevos ajustes creadores.
Es importante observar para qué sirve el síntoma y no precipitarse en suprimirlo precozmente porque, sin duda, está cumpliendo su función en esos momentos. Sin embargo, a veces, sin saber para qué sirve, o mejor, sin saber cuál es la función actual de ese síntoma, se puede hacer un trabajo terapéutico orientado a que el paciente adquiera la capacidad de realizar un ajuste creador sin necesidad de profundizar en la utilidad de ese síntoma que probablemente creó en el pasado como respuesta creativa y que, también probablemente, sea inoperante en el presente.
“Freud nos enseñó que hasta los síntomas más raros y las conductas más extravagantes «tienen sentido»” (David Shapiro)