Decir sí a la vida
Sabemos que no siempre podemos ser felices, y aunque somos conscientes de esta realidad, nos sentimos incapaces de afrontar el dolor y el sufrimiento cuando aparecen sin avisar. Pero lo cierto es que los momentos deliciosos de la vida no se experimentarían con tanta intensidad si no existiesen los días más amargos. Si sufrimos es porque somos capaces de amar, pero las relaciones están marcadas por la pérdida, la traición y el conflicto; dificultades que nos abruman y que a veces provocan que seamos incapaces de convertir nuestras heridas en una oportunidad para crecer.
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