Diagnóstico en la intervención gestáltica con familias
"Donde hay ruina, hay esperanza para un tesoro"
Rumi
La familia
La familia cumple funciones de protección, cuidado, afecto y socialización. No existe un ideal de familiar, cada familia tiene una manera singular de promover el crecimiento en sus miembros, de acuerdo a los patrones relacionales de crianza apoyan la promoción de la salud mental o las experiencias disfuncionales.
La familia es una institución social que provee a sus miembros las herramientas para co-crear una manera de relacionarse con el mundo, y establecer el desarrollo de la personalidad. La familia es el espacio común donde aprendemos patrones relaciones con los otros y el entorno.
La intervención gestáltica se centra en atender a los procesos interacciónales que suceden en la familia, el terapeuta requiere una gran habilidad para identificar los procesos y estados que suceden en la frontera de contacto. Además necesita una sensibilidad y pericia para establecer un diagnostico estético procesal, donde pueda conjugar tanto la teoría propia del modelo Gestalt como las experiencias estéticas que se presentan en el campo fenoménico.
El diagnostico en la intervención gestáltica con familias es de tipo estético, ya que consiste en apreciar los procesos y estados de frontera, la formación de figuras que emerjan del fondo, y las funciones del self en relación al campo. El terapeuta forma parte del campo, por ese motivo, no solo buscara identificar los procesos que suceden en la interacción familiar, asimismo, estará al pendiente de su propia experiencia para identificar las necesidades y recursos presentes en el campo. Dentro del proceso de diagnóstico no buscaremos criterios categóricos, por el contrario, el diagnostico se centra en las cualidades en la formación de la figura, y en el contacto.
En terapia Gestalt nos enfocamos en la experiencia que acontece en la frontera de contacto entre el organismo y el entorno. Nos enfocamos en apreciar las interacciones en el campo fenoménico. La situación terapéutica tiene como guía la experiencia de campo, que se co-crea a partir de la interacción del organismo y su entorno, así como la intención de contacto que emerge en el aquí y ahora.
El campo es un espacio físico, sensorial, afectivo y social; todos estos aspectos confluyen en la definición temporal del campo fenoménico. El trabajo del terapeuta que trabaja con familias, es mantener una actitud fenomenológica que le ayude percatarse de las relaciones en la frontera de contacto en el campo. El terapeuta requiere observar los procesos de agresión al entorno, destrucción de la experiencia, asimilación y crecimiento del organismo en la situación terapéutica.
Las familias en experiencia adictiva suelen tener procesos de frontera que limitan la calidad del contacto. Por ese motivo, el campo de la familia en experiencia adictiva se encuentra circunscrito por relaciones estereotipadas y anacrónicas. Las familias han aprendido a manejar su malestar, con base, en pautas que apoyan los procesos de interrupción del contacto.
El diagnostico en Intervención gestáltica con familias.
El contacto apoya la creatividad y actualización del campo, produciendo ajustes creativos. Como se ha mencionado anteriormente, las familias en experiencia adictiva tienen un contacto limitado. Los ajustes creativos en la experiencia adictiva tienden a ser menos saludables. El diagnostico está enfocado en el análisis de las interrupciones del contacto, las inhibiciones de los procesos de excitación en el campo y sus ajustes creativos.
Los criterios que buscamos para determinar las cualidades y funcionalidad del campo co-creado por la familia son:
- Flexibilidad en los procesos y estados de frontera,
- Las funciones del self
- Presencia en la frontera de contacto,
- Excitación y movilización del campo hacia la novedad,
- Flexibilidad y creatividad para dirigirse a la novedad,
- Calidad en los procesos de contacto,
- Asimilación de la experiencia novedosa,
- Ajuste creativo,
- Actualización e incremento de las posibilidades en el campo.
El contacto es un proceso que estriba en la formación de una figura que sobresale del fondo. En el caso de las familias, es necesario valorar el proceso dinámico entre las necesidades y los recursos presentes en el campo. La relación entre las necesidades y recursos nos brinda la posibilidad de apreciar la co- creación de ajustes creativos. Cuando el campo cuenta con pocos recursos disponibles, los ajustes creativos tienden a ser poco funcionales debido a la falta de apoyo presente en la situación.
El diagnostico en intervención familiar se realiza a nivel del self, a partir, de la actitud fenomenológica y la estética. Cuando hablamos del self, el PHG nos dicen lo siguiente:
"El self es el sistema de contactos en el campo organismo-entorno; y estos contactos son la experiencia estructurada de la situación presente real... La creatividad es la invención de una nueva solución. (PHG, p. 183)
En terapia Gestalt el diagnostico está integrado con el proceso de intervención terapéutica. El trabajo terapéutico consiste, en analizar la experiencia y su grado de contacto. Por eso, decimos que el diagnostico e intervención en terapia Gestalt,son de tipo procesal. Evaluamos lo que se está experimentando en el campo, en distintos niveles y dimensiones.
El terapeuta enfoca su atención en aquello que le produce un impacto a nivel estético, situaciones que le producen una experiencia significativa. Esto puede suceder a distintos niveles, por ejemplo a nivel dialógico, somático, en sus patrones de movimiento, paralingüístico, etc.
La atención se enfoca no solo en lo que sucede con la familia, sino en la experiencia “entre”, es decir, en la frontera de contacto. El terapeuta se mantiene una actitud contemplativa que va y viene entre la experiencia que percibe de la familia y su propia experiencia. Ambas experiencias tienen un punto en común, que provienen del campo, por eso, es importante buscar la congruencia, excitación y espontaneidad.
Trabajar a nivel con un diagnostico procesal, apoya al campo en su proceso de excitación, puesto que el terapeuta presta atención a como se ve afectado por él mismo, y realiza autorrevelaciones que co-crean un campo más genuino, donde la familia se siente apoyada para asumir riesgos y buscar alternativas creativas para lidiar con su sufrimiento.
El diagnostico en intervención gestáltica con familias se produce en diversas dimensiones que interactúan de manera compleja para aproximarnos a un encuentro intersubjetivo que nos permita comprender a profundidad la experiencia que sucede en el campo. A continuación revisaremos las dimensiones de las que se compone el diagnostico procesal.
Dimensión clínica: La terapia Gestalt forma parte de los modelos terapéuticos de los que se compone la psicológica clínica. De ahí que, es importante que cuente con una base teórica que permita describir, analizar y comprender las distintas condiciones que resultan clínicamente significativas, tomando en cuenta la epistemología que caracteriza al modelo.
En esta dimensión se revisan la sintomatología que distingue a la condición de atención clínica, en este caso en la experiencia adictiva, se identifican patrones característicos propios de estas familias. Sin embargo, no podemos crear generalizaciones categóricas o determinantes, por el contrario, tomamos en cuenta elementos que han sido encontramos en la experiencia clínica o que se han descrito por teóricos del modelo. Valoramos estas aportaciones como posibilidades para ampliar nuestra compresión de la experiencia.
Dimensión de co-creación: En esta dimensión se explora los procesos que acontecen en la frontera de contacto. Se trabajó con una retroalimentación continua, en cuanto a los procesos experienciales que se producen en la situación terapéutica. De esta manera, tanto el terapeuta como la familia van co-creando significados y ampliando el proceso de awareness. El terapeuta apoya a la familia a reflexionar, dialogar y exponer su experiencia de una manera genuina y espontánea.
Dimensión estética intersubjetiva: En esta dimensión el terapeuta mantiene una actitud contemplativa de la experiencia que sucede en el campo. El terapeuta atiende a sus procesos de resonancia somática como la guía principal para atender al fenómeno que se presenta en la experiencia de campo. Además se busca acceder al mundo subjetivo de la familia, desde la propia subjetividad del terapeuta.
Esta dimensión toma como base el método fenomenológico, por lo anterior, es necesario que el terapeuta mantenga una actitud fenomenológica para evitar prejuicios o realice intervenciones arbitrarias. En intervención gestáltica con familias, buscamos promover una relación terapéutica basada en procesos intersubjetivos que brinden nuevas posibilidades de elección a la familia, pretendemos acércanos a una realidad temporal, intersubjetiva, susceptible de actualización, y con tendencia a ser deconstruida.
Dimensión procesal de contexto: En esta dimensión el terapeuta mantiene una percepción de proceso, asumiendo y asimilando los distintos cambios que se producen en el campo. Los criterios diagnósticos propios del modelo terapéutico están en una continua deconstrucción, y en lo posible el terapeuta intenta abandonar las certezas e incursionar en la incertidumbre de las posibilidades. En esta dimensión el terapeuta necesita transitar entre los criterios clínicos, las experiencias estéticas y la situación de campo.
La dimensión procesal es compleja porque acepta la circularidad, la reversibilidad y complementariedad de los procesos que suceden en la familia. Generalmente se piensa que los padres son los culpables de los problemas de sus hijos, pero desde esta visión, no se asignan culpabilidades. Por el contrario, se describen los procesos que obstaculizan el contacto, la creatividad y el crecimiento del campo en el que interactúa la familia.
El contexto terapéutico está conformado por múltiples elementos contemporáneos, pero también transgeneracionales e históricos. El contexto es co-creado por el pasado relevante, la situación presente, y las posibilidades próximas, tanto de la familia como del terapeuta.