La espontaneidad
Autenticidad, autorregulación organísmica, contacto final.
"Ni canta, ni baila, pero no se la pierdan."
(Artículo de The New York Times respecto a una actuación de Lola Flores en Nueva York.)
¿Quién no quiere ser espontáneo y auténtico? ¿Quién no ha sentido en el paso a la vida adulta una cierta pérdida de frescura y candor? Es el tema de la niñez perdida del cuento de Peter Pan o, en cierta forma, del mito de la expulsión del Paraíso.
La terapia Gestalt tiene como objetivo principal recuperar la espontaneidad de la persona. Esto resume en gran medida todo el planteamiento. Hay que precisar qué se entiende por espontaneidad. Hay una acepción popular de "espontaneidad'' y de "autenticidad'' que parece tener que ver más con la excentricidad que con otra cosa. A veces se dice que alguien es muy "auténtico'' cuando es raro, o cuando hace lo que le da la gana sin tener en cuenta su entorno. Hay gente que se tiene por espontánea porque es capaz de montar un numerito en cualquier circunstancia.
En TG la espontaneidad no tiene que ver con esto. La espontaneidad aparece cuando la actitud deliberada cae, cuando somos capaces de dejar que la autorregulación organísmica tome el control de los movimientos. La gracia de un bailarín, la libertad de trazo de un pintor o la fluidez de un pianista son consecuencia de que una gran parte de sus movimientos están siendo autorregulados. El cuerpo, si se le deja hacer, sabe ser grácil.
La neurosis impide la espontaneidad entendida de esta forma, ya que es un estado permanente de actitud deliberada. Un neurótico controla cada movimiento y no deja que el cuerpo produzca espontáneamente las soluciones.
El contacto final es el momento de la espontaneidad. La terapia Gestalt, pues, propone conseguir que nuestra capacidad de contacto sea cada vez mayor para que podamos experimentar el sentimiento de autenticidad que éste procura. "El contacto es la realidad más simple e inmediata.'' La sensación de tener una vida real, auténtica, la proporciona el contacto con el entorno.
En terapia
Daniel Stern, en su artículo La cara oculta de la Luna: la importancia del conocimiento implícito para la terapia Gestalt [publicado en el libro Creative License, Ed. Springer, 2003], habla de los "now moments'' (que se podrían traducir como "momentos ahora'' o "momentos de urgencia'') en la terapia. Los describe como momentos totalmente espontáneos y creativos en los que, de repente, emerge conocimiento que estaba implícito en el campo. Son momentos en que pasa algo sorprendente: una frase descolocante, un encuentro súbito. Permirtise la espontaneidad como terapeuta hace posible que, desde el "vacío fértil'', aparezcan respuestas creativas, sorprendentes, y al mismo tiempo perfectamente ajustadas al campo. La falta de espontaneidad del terapeuta y de dejarse caer en el vacío a ver qué sale produce una rigidificación en soluciones conocidas, en el uso de técnicas de manual protocolizadas. Para una terapia que pretende devolver la autenticidad al paciente, no es muy útil.
En mi experiencia
Mis momentos de espontaneidad me resultan bastante memorables: descubrimientos con mi pareja, juegos con amigos, sentimiento de fluidez con la música, algún insight leyendo un libro que me interesara, intervenciones en momentos de la terapia o de historias del grupo de formación,... En todos ellos he podido tener un sentimiento de ser espontáneo, de que lo que hacía "me salía'', y resulta muy curioso, porque aunque han sido momentos de sentirme muy auténtico y acertado, al mismo tiempo era como si la novedad que aparecía llegara ``de otro lado'' que no tuviera que ver nada conmigo. La fascinación por la incertidumbre de la vida tiene que ver con esto.