Toda nuestra experiencia vital queda impresa en nuestro cuerpo. Él guarda nuestra memoria emocional y nos habla a través de sensaciones, emociones y movimientos.

Desde la infancia aprendemos que sólo podemos dar expresión a aquellas emociones agradables, mientras controlamos o reprimimos las desagradables. Y así, enfermamos actuando de manera incongruente con lo que sentimos.

Desde la terapia Gestalt entendemos que somos cuerpo. Ponemos el énfasis en darnos cuenta de cómo nos relacionamos con nuestra corporalidad, y qué aspectos rechazamos. El síntoma es un mensaje que tiene que ver con una carencia y una necesidad. Un intento de nuestro organismo por ser atendido y recuperar la homeostasis.

En esta jornada, nos acercaremos a comprender qué nos impide escucharnos más allá de las palabras, recoger los momentos autobiográficos que nos limitan e impiden establecer una relación directa y empática con nuestro cuerpo, y ahondar en cómo poder verificar nuestras sensaciones corporales para que sean nuestra brújula hacia el bienestar.