¿Qué es aquello que constituye la materia prima en el proceso terapéutico? ¿De dónde surge la energía vital capaz de sacar a la luz  aspectos encubiertos de la personalidad? ¿Cuál es el ingrediente fundamental que va a permitir la comprensión, la movilización, el cambio? Lo auténticamente transformador  no es tanto la utilización de una u otra técnica, sino la relación entre paciente y terapeuta, y es fundamental que el terapeuta pueda reconocer y manejar los elementos significativos que emergen en esa relación.

En cierto sentido la psicoterapia se asemeja a un arte, un arte del encuentro entre dos seres humanos cuyo devenir no está, ni debe, estar escrito. No solo es necesario atender a aquellas manifestaciones que tradicionalmente se han venido considerando relevantes (el narcisismo del paciente o del terapeuta, el deseo, la agresividad y otros aspectos transferenciales y contra transferenciales), es también muy importante que el terapeuta pueda desarrollar una actitud que permita a ambos experimentar lo que esté sucediendo en el momento con entrega y con aceptación.Una actitud no evitativa que respete el significado y el sentido de los hechos y permita explorarlos. Una actitud gestáltica.

En este curso, el psicoterapeuta tendrá acceso a:

• Conocimientos teóricos que le permitirán reconocer y abordar los aspectos o acontecimientos reveladores en la relación terapéutica.
• La comprensión en profundidad y la práctica del darse cuenta en compañía del otro, de modo que pueda transmitir a sus pacientes la maestría en el ejercicio de la atención en el aquí y ahora en la relación

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