Nuestras creencias se originan en la infancia, desarrollándose y cambiando a lo largo de nuestras vidas a través de las nuevas experiencias que tenemos. Si no hemos sido atendidos y consolados con cierta regularidad, es probable que hayamos aprendido a desconectar a nivel físico y emocional cuando necesitamos apoyo por parte de los demás. Si una madre sigue mostrando indiferencia una y otra vez, cualquier sentido que extraigamos, ya sea sobre los demás (“El no me quiere”, o “Hay algo malo en mí”), o sobre el mundo (“El mundo no es un lugar acogedor”) o sobre nosotros mismos (“No soy suficientemente bueno”), se convierten en creencias generalizadas. Estas creencias se transmiten a través de nuestra postura, nuestras pautas de tensión y del modo en que nos movemos.

Objetivos

• Comprender cómo el significado está codificado en el cuerpo y trabajar con la postura, expresión y movimiento para cambiar los significados condicionados en las interacciones de apego primarias.
• Dar sentido a las emociones difíciles o dolorosos que se desarrollaron en el contexto el apego temprano y explorar el modo de superarlo.
• Descubrir como las tendencias emocionales están acompañadas (por) y se mantienen gracias a los hábitos procedimentaleles del cuerpo que limitan la gama de emociones que experimentamos.
• Identificar las creencias nucleares que predicen el futuro y que influyen en su comportamiento.
• Desafiar estas creencias ayudando a comprender cómo se forman, cómo se refuerzan o se actualizan y cómo se refuerzan o se actualizan con nuestros hábitos procedimentales.