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El vínculo afecto en la experiencia adictiva

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El vínculo afecto en la experiencia adictiva

11 Enero 2018
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El vínculo afectivo es fundamental para el desarrollo del self. La afectividad juega un papel muy importante durante el desarrollo de procesos vinculares que apoyen al proceso evolutivo.  Para una mejor comprensión del término vinculo afectivo, es necesario realizar un profundo análisis de la interacción de conceptos como: el selfafectoy el vínculo , con el objeto de entender las manifestaciones del apego en las relaciones familiares y los procesos intersubjetivos que acontecen en la frontera de contacto en la interacción familiar.

Por otra parte, Es esencial establecer diferencias entre los conceptos vínculo afectivo y apego. De esta manera se obtiene la claridad requerida en cada uno de los conceptos y facilita la capacidad de identificarlos en los procesos de intervención con familias. Pueden existir ocasiones en que ambos conceptos se manejan como sinónimos, pero es preferible afirmarse en las diferencias entre cada concepto.

El vínculo hace referencia a un lazo afectivo que surge entre dos personas a partir de una relación de confianza en el entorno y hacia la otra persona, ésto le permite al infante establecer una interacción que estimula la expresión afectiva y el desarrollo madurativo saludable. 

Por su parte, el apego es un mecanismo de seguridad que se encuentra instaurado en la persona como medida de protección ante los peligros del entorno. Cuando el apego se activa, la persona despliega una serie de comportamientos que promueven el vínculo con la figura de apego, de tal forma, que se mantiene un patrón que le provee proximidad, protección y seguridad de la figura apego, conforme al patrón de apego que se hubiera manifestado.

El self  es una entidad que permite a la persona co-construirse a partir de la formación de figuras y fondos que se producen en la experiencia intersubjetiva que tiene en sus procesos relacionales con el entorno. En el caso del self se manifiestan procesos tanto vinculares como de apego, porque  no se trata de una entidad pasiva, el self provee a la persona de la intencionalidad de contacto en el espacio a través de sus distintas funciones.

El self se cimienta a partir de los procesos dinámicos  de apego y vinculación, esto proporciona a la persona una variedad de posibilidades a nivel relacional. Conforme los procesos vinculares estén más ligados a la confianza y el afecto; el selfmantendrá mayor flexibilidad, coherencia, espontaneidad y estabilidad.

El afecto es un aspecto crucial en los procesos madurativos de las personas, porque la ausencia del afecto crea un estado de inseguridad que promueve la búsqueda de ajustes creativos poco saludables, debido a la falta de apoyo por parte del entorno.  John Bowlby ha sido uno de los principales estudiosos de los procesos de apego y dedicó su trabajo al estudio de niños con trastornos .Basándose en esa experiencia, se observó que las vivencias interaccionales en la primera infancia tenían relevancia en los patrones comportamentales que desarrollaban las personas en su vida.

Bowlby pudo contemplar que la falta de afecto podía tener manifestaciones conductuales en niños. Para ésto, estableció  dos clasificaciones de los estados de deprivación afectiva, y describió las manifestaciones conductuales de cada una. La primera la llamo deprivación afectiva parcial: consiste de una necesidad excesiva de ser amado, un patrón de inestabilidad emocional que desencadena estados de culpabilidad y depresión. El segundo tipo se denominó deprivación afectiva completa: Esta se manifiesta a través de la apatía, indiferencia, retardo en los procesos madurativos. Posteriormente se tienen otrostipos de patrones como: la superficialidad, la falta de contacto emocional, la desensibilización y tendencia a la alienación

En el caso de la intervención gestáltica con familias en experiencia adictiva, es fundamental mantener presentes los procesos de deprivación afectiva como patrones que apoyan la conformación del self en las relaciones presentes. He observado que las familias donde los padres han vivido desprovistos de ternura, por lo general, desarrollan prácticas de trauma que mantienen implicaciones en los patrones relacionales de la familia. Es decir el trauma del padre afecta a los procesos de co-construccion del self de sus hijos, generando un campo traumático que se caracteriza por la restricción emocional en sus diversas manifestaciones.

La tendencia relacional de una familia es una co-construcción que acontece en la frontera de contacto, que se fundamenta en los procesos vinculares entre las personas y sus figuras de apego. Las experiencias primarias quedan como un vestigio arcaico que se reactiva a partir de procesos relacionales que configuran al campo en los procesos dinámicos de la familia. 

La depresivación afectiva de los padres crea patrones interaccionales que se manifiestan a nivel del self, es decir, en la forma en que cada uno de los miembros de la familia se muestra presente o se ausenta en la frontera de contacto.  De esta manera, es como se co-construye el campo, buscando la intencionalidad de protección y supervivencia de la familia. Independientemente de los aspectos morales que ésto implica, no se trata de una categoría moral o normativa de seguridad, sino, en una experiencia subjetiva de seguridad, en cuanto a las relaciones de apego que acontecen en la familia. Por tanto, podemos rastrear la experiencia adictiva en un campo familiar que se ha caracterizado por patrones de apego que co-crean una experiencia de ausencia, debido al sufrimiento que surge a partir de las heridas del self.

Esta experiencia adictiva se conforma en un campo familiar con procesos y estados de frontera sostenidos con base en experiencias subjetivas que han generado patrones de apego  y provoca que la dinámica familiar se enfoque de manera restringida en aspectos donde los integrantes de la familia se sientan seguros, incluso cuando dichos procesos sean poco nutricios para su desarrollo emocional. Los hechos traumáticos que ha vivido  cada miembro de la familia se manifiestan en la frontera de contacto, configurando un self limitado en sus funciones a nivel fenomenológico e intersubjetivo, participando de la co-creación de un campo caracterizado por la ausencia de singularidad, mismidad y bienestar emocional.

El self tiene su manifestación somática-cenestésica, es decir, el apego y el vínculo afectivo,  además de constituir la forma de iniciar y mantener relaciones, provoca la construcción corporal mediante patrones de movimientos.  En las familias en experiencia adictiva se generan patrones corporales y de movimiento que generalmente producen alteraciones en los procesos de proximidad y soporte. Esto se expresa en los procesos somáticos en la socialización, la creatividad, la expresión, la sexualidad, la capacidad de amar y de ser amado.

 

El vínculo de deprivación afectiva  que caracteriza a la familia en experiencia aditiva es un mosaico complejo de interacciones que buscan lograr congruencia con los patrones de apego presentes en el campo familiar. La expresión afectiva generalmente se encuentra restringida a través de la reprobación e imposición de afectos que no son aceptados por la figuras de apego.

Los patrones de movimiento y la expresión corporal se encuentran limitados, por una regulación relacional que restringe la espontaneidad, que enclaustra el dolor afectivo  moldeando el cuerpo de los miembros de la familia.  Esta experiencia de familia fomenta un patrón de rigidez y desensibilización como manera de inclusión.  Por  tanto, cada miembro de la familia co-construye  una máscara que funciona como un ajuste creativo para el manejo de dolor (anestesia) que permite la inclusión al entorno familiar. 

El vínculo afectivo presente en las familias en experiencia adictiva dificulta el contacto genuino con las necesidades auténticas y con el entorno. Se fomenta una ausencia de expresión de necesidades en la frontera de contacto.Parece que la ausencia es un requisito del campo para pasar desapercibido, silenciar el dolor y acostumbrarse al sufrimiento invisible. Estos procesos de frontera generan un estado de frontera, que apoya al establecimiento de pautas caracterológicas que se manifiestan en actitudes  corporales crónicas en  los patrones de movimientos y los procesos de proximidad.

En la intervención gestáltica con familias en experiencia adictiva,considero es relevante considerar al self no como una entidad psíquica o un imago, sino como un proceso somático cenestésico que se conforma de los procesos de proximidad, contacto y retirada que acontecen en la frontera.  El self permite a la persona ser consciente del mundo y tener la capacidad de agredir al entorno para atender a las necesidades presentes en la experiencia.

Las funciones del self están constituidas por una experiencia integral que incluye aspectos psicológicos, corporales y relacionales. Tomando en cuenta esta perspectiva es posible decir que la consciencia subjetiva del self se origina en la funciónello que se compone de sensaciones, impulsos, emociones, movimientos y procesos que favorecen la conformación de los procesos figura-fondo con  relación al entorno. 

Los procesos de movimiento y corporalidad se co-construyen a partir de las experiencias primarias que acontecen en la frontera de contacto y permiten consolidar un patrón de apego. El vínculo y el apego ayudan a las personas a mantener un sistema de comportamientos que les brinda seguridad frente a situaciones de riesgo. De manera filogenética el ser humano nace dotado de un equipo perceptivo que le permite reconocer la voz femenina, la polaridad: movimiento/estática, y el rostro humano. Por otra parte, cuenta con equipo efector, que le brinda la posibilidad de relacionarse con la figura de apego,  por medio de movimientos de cabeza y succión, aprensión, aferramiento y acción de alcanzar. Por último, cuenta con un equipo de señalar,que le permite captar la atención del entorno como por ejemplo sonrisas, balbuceos, llanto, deambulación.

Este sistema de vinculación permite co-crear patrones de apego que van madurando a lo largo de su interacción con el entorno, y le facilita identificar respuestas, complejizar conductas, ampliar su repertorio comportamental. Este sistema le brinda la oportunidad de lograr una proximidad de la figura de apego, además  permite mantener una organización interna estable.  Los patrones de movimientos básicos le ayudan a experimentar cercanía de su cuidador,primero a nivel físico,y posteriormente a nivel psicológico.

Las personas que han sufrido por una condición traumática o han crecido en familias en experiencia adictiva, generalmente desarrollan afectaciones en las funciones del self. Este aspecto se puede observar en los patrones de movimiento y la estructura corporal. En las familias en experiencia adictiva los procesos de proximidad se encuentran significativamente lastimados, dicha situación, provoca que las interacciones en el núcleo familiar se vuelvan complejas a niveles que generan un campo de sufrimiento.

Al verse afectado el vínculo afectivo, también altera los patrones de movimiento, las funciones de contacto, los procesos de proximidad y retirada.  Estas alteraciones en los procesos y estados de la frontera provocan que los miembros se vayan desconectando a nivel afectivo hasta el punto de mantener anestesiados, como un ajuste creativo, a los altos niveles de incertidumbre y malestar que se viven en la familia. La constante incertidumbre y el dolor emocional consecuente afectan al sistema nervioso creando un estado de impasse constante que termina por generar mucho desgaste en las personas.

El vínculo tiene la función de proveer de proximidad, co-crear un espacio de confianza, procurar el sentimiento de seguridad para agredir al entorno, promover la regulación relacional y estabilidad emocional.  En la intervención gestáltica con familias en experiencia adictiva buscamos promover la ampliación de conciencia acerca de los patrones de apego, para posteriormente, trabajar en fortalecer el vínculo con todas las implicaciones relacionales e intercorporales que representa.

Las familias en experiencia adictiva mantienen patrones de apego de tipo ansioso, evitativo y desorganizado. Cabe recordar que el apego es un sistema de seguridad emocional que genera patrones que permiten reestablecer un estado de seguridad. El patrón de apego se manifiesta en casos de niños que han tenido cuidadores incoherentes o impredecibles en cuanto a su actitud  ante las necesidades del otro. En ocasiones los padres se muestran afectuosos, pero en otras ocasiones se muestras violentos o indiferentes. 

La impredictibilidades una tendencia constante en las familias en experiencia adictiva, que generalmente se perpetúa como un campo patológico que genera patrones relacionales disfuncionales en sus miembros. La falta de certeza afecta al soporte que experimentan los miembros de la familia,y genera un constante estado de ansiedad,  ya que no sabenqué hacer para expresar sus necesidades y ser atendidos.

Estos patrones de apego generalmente apoyan el surgimiento de actitudes, donde se generan estados de vergüenza, insuficiencia, impotencia y desensibilización. Las personas que viven en una familia en experiencia adictiva generalmente presentan una tendencia a pensar que no son suficientemente valiosos o que difícilmente encontraran a alguien que los pueda querer profundamente. Existe una fuerte tendencia a una soledad lastimosa y un sufrimiento de exclusión.

En algunas familias en experiencia adictiva se conforma un campo donde se manifiesta la ausencia de los límites que permiten diferenciarse del entorno, se provoca una fusión relacional con el ambiente, da lugar a un exceso de proximidad, al grado de mantener una relación que invade la intimidad del otro.  El patrón de apego que se genera en las familias en experiencia adictiva generalmente es tendiente a estados emocionales de malestar, excesiva dependencia y victimización que apoyan a los procesos de dependencia afectiva e insuficiencia. 

En una familia que desarrolla  un campo confluente, los miembros necesitan constantemente la aprobación, aunque se sientan profundamente molestos con el resto de la familia. En los entornos ajenos (a la familia), buscan su confirmación como personas a través de la búsqueda de aprobación del entorno. Por  tanto, la función personalidad del self se encuentra restringida y difusa por la falta de límites con el entorno. En este caso de familia, cada integrante generalmente presenta una preocupación exagerada, resentimientos y confusión en su relación con los otros, una búsqueda excesiva desobre-involucramiento en la experiencia del otro.

En las familias en experiencia adictiva que cuentan con patrones de apego de tipo ansioso, el consumo de drogas o los comportamientos compulsivos, estas conductas se presentan como un ajuste creativo para desactivar la excesiva busca del apego al otro, y como una manera de distanciarse de las relaciones confluentes en el entorno familiar.Estas familias se encuentran confluentes, de tal manera que el contacto no es posible, debido a que existe una frontera permeable que no logra separarse del entorno, creando relaciones ambiguas y dependientes.

Otra tendencia que puede presentarse en las  familias en experiencia adictiva es un patrón de apego evitativo, que da paso a la formación de un campo de indiferencia o indisponibilidad  y con ello, un patrón de rechazo, lejanía, falta de apoyo, desensibilización, exclusión y una desconexión emocional. Estas familias generalmente presentan una tendencia al distanciamiento que se manifiesta en  dificultades para expresar el afecto y el contacto físico. Esto como un ajuste creativo del campo para evitar o inhibir la proximidad, por considerar la experiencia como  amenazante, a causa de las experiencias de abandono o indiferencia que han sufrido en su historia de vida.

En estas familias generalmente se pueden observar madres poco afectivas, con experiencias traumáticas, falta de atención, hostilidad o falta de disponibilidad. En este campo se presenta una ausencia de apoyo y ternura, por  tanto, la premisa del campo es la inhibición a la expresión necesidades y afectos, de tal manera, que se pueda mantener la regulación en el campo.

La familia mantiene una tendencia a la inhibición, lejanía y congelamiento afectivo. La expresión de sentimientos desequilibra al campo, y produce malestar,generando un estado de amenaza y angustia.  Esta falta de conexión con el entorno va produciendo una desconexión paulatina.  En estas familias la tendencia está enfocada en la producción y no enla experiencia.

En ese campo de indiferencia, la ausencia principal es la invulnerabilidad, por  tanto,  el consumo de drogas surge como un ajuste creativo para mantener el estado de frontera de aislamiento. Las personas buscan permanecer en aislamiento como una estrategia de protección para evitar volver a  sentir la experiencia de rechazo o abandono.

Estas familias generan estados de frontera  rígidos que conducen a un estado de aislamiento y desconexión.  Las familias tendientes al aislamiento rehúyen los vínculos afectivos, a causa de las dificultades que presentan con relación a los procesos dialógicos, emocionales y afectivos.  Este campo de aislamiento genera una anestesia a nivel sensorial, aparentando una autosuficiencia emocional, pero con un dolor emocional contenido.

La familia no se define por los individuos, sino por las relaciones que configuran el campoen la familia. La realidad pertenece al self que se configura a través de la experiencia social; es decir la persona es con relación a su entorno. Se define temporalmente a través de las relaciones en las que participa, de modo tal, que forma parte de la regulación que acontece en la experiencia de campo, es ahí cuando la función personalidad del self entra en juego para dar un patrón de reacción a las condiciones presentes.

Los padres de familias en experiencia adictiva muestran una insensibilidad en las interacciones con sus hijos. Esto provoca una limitación en el repertorio de respuestas adaptativas o de protección a sus hijos. Se presenta un patrón de respuestas invasivas en el caso de las familias con tendencia a la generación de campos confluentes o de indiferencia en las familias en estados de frontera de aislamiento.

Cuando exploramos el vínculo en la familia en experiencia adictiva, es necesario tomar en cuenta la sensibilidad de los padres para identificar  las necesidades de los hijos. El proceso de sensibilidad ante las necesidades del otro, es crucial para los procesos de proximidad y soporte en los procesos de frontera que acontecen en el campo. 

Dentro del trabajo terapéutico es necesario acentuar el acompañamiento estético como vía para apoyar al campo en el proceso  de sensibilización de la experiencia emocional.  Conforme el terapeuta apoye al campo,  los procesos vinculares se van flexibilizando, provocando que el campo vaya recuperando la capacidad estética para apreciar los signos paralingüísticos, estados emocionales, la intensión de proximidad y la alternancia dialógica.

Las familias mantienen estilos de regulación relacional con base en la sensibilidad que configura al campo familiar. Un apoyo importante para la conformación del campo es la presencia de la sensibilidad parental, cuando los padres  no están disponibles existe una ausencia de la capacidad de expresar necesidades, es decir los hijos inhiben prematuramente sus emociones. En familias donde los padres experimentan un gran sufrimiento o viven la experiencia traumática, llegan a generar un campo que provoca un sentimiento de parálisis o congelamiento emocional.

Por ultimo mencionaremos el patrón de apego desorganizado que genera un campo de desasosiego, porque las figuras que brindan soporto y apoyo al niño, son percibidas en algunos momentos como fuente de apoyo, pero también como un peligro latente.  Este patrón de apego contribuye a la co-construcción de campo de apoya la escisión y la alienación de las personas, debido a que se  mantiene un patrón interaccional contradictorio, ambivalente y ambiguo.

En estas familias generalmente podemos observar padres profundamente traumatizados, que no han encontrado el apoyo suficiente para elaborar las experiencias dolorosas que han vivido en el pasado. El sufrimiento es un patrón constante en este campo familiar, donde la experiencia es de una constante ambigüedad en los procesos de proximidad, generando una lastimosa vacilación.

Es un campo donde se mantienen sentimientos contradictorios en relación al entorno, existe el temor por las reacciones del entorno, pero a su vez, las personas pueden experimentar temor al percibir el sufrimiento del entorno.  En estas familias se genera un campo sufrimiento bidireccional que provoca estados disociativos como ajustes creativo a la tensión a nivel afectivo que se vive en la frontera de contacto.

Es importante recordar que la experiencia adictiva en familias no pertenece solo a las personas consumidoras de drogas en la familia, ni tampoco exclusivamente a la familia. El sufrimiento se encuentra en la frontera de contacto- organismo/entorno. En donde la persona en consumo de sustancias recibe este sufrimiento y modifica sus procesos relacionales a través del self.

Gianni Francesetti confirma esta posibilidad al mencionar “Un campo psicopatológico puede estar cuestionado o transferido a través de diversas generaciones: Según esto, las ausencias y las presencias pasan de un a hijo. Los modos en los que los campos patológicos se transfieren pueden ser tanto relacionales como biológicos. (Francesetti 2012). La experiencia adictiva pertenece a un campo co-construido que tiene una historia trangeneracional, donde el pasada relevante se manifiesta en el entrecruce fenomenológico e intercorporal que acontece en la frontera organismo/entorno.

El consumo de drogas es un ajuste creativo que tiene el campo para alcanzar el equilibrio de acuerdo a los recursos y disponibles en el campo a nivel temporal. Las condiciones sintomatologías que se describen en las familias en experiencia adictiva, son parte de un mapa temporal que nos sirve como guía para comprender la experiencia.  Las condiciones del campo familiar están en continuo cambio, buscando la mejor manera de lograr su preservación y crecimiento.

En el caso de la experiencia adictiva la sustancia cumple una función de apoyo para el proceso de ajuste creativo, donde el campo busca un recurso para buscar la mejor manera para equilibrarse en una experiencia de intenso sufrimiento.  La familia en experiencia adictiva genera un campo fenomenológico que favorece el surgimiento de patrones relacionales rígidos y anacrónicos que mantienen figuras fijadas por la falta de soporte.

El vínculo y los patrones de apego son parte de un campo que acontece en la experiencia adictiva, la ausencia en los procesos de diferenciación, expresión de necesidades y la confianza. Esto obstaculiza los procesos de agresión, destrucción y asimilación de experiencias novedosas que permitan el crecimiento y la preservación del campo como un entorno seguro para aproximarse, nutrirse y separarse.

La experiencia adictiva acontece en la frontera de contacto organismo/entorno, a través del self que funge como un sistema intersubjetivo que permite la formación de figuras y fondos. El self se configura, a partir de la interacción compleja entre organismo/entorno que co-construyen un espacio temporal que da paso a la excitación que energiza al campo y permite su movilización.

El campo de sufrimiento limita el funcionamiento del self, debido a que encuentra dificultad para actualizarse de acuerdo a las condiciones de continuo cambio. Por el contrario, las pautas relaciones rígidas que han produce un campo de sufrimiento interrumpen la capacidad del self para alcanzar tu tendencia actualizante.

El campo puede actualizarse a través de procesos de proximidad, ritmo y contacto distintos. Permitiendo la excitación suficiente del campo, para asumir el riesgo de hacer presente el dolor, para  movilizar la intencionalidad de contacto que emerge de la experiencia que acontece en la frontera organismo/entorno. Con respecto a esto podemos citar  lo siguiente “La ausencia se transforma en presencia y el dolor que surge se convierte en belleza”( Francesetti 2012).  Las familias en experiencia adictiva necesitan mantener la conciencia de la temporalidad, a través de vivensiar intensamente el instante y experimentar el apoyo para co-crear nuevos ajustes creativos que permitan configurar un campo actualizado. Esto es posible cuando la familia encuentra el soporte necesario para permitir que se  haga presente el dolor en el campo, y que ese dolor permita recuperar los recursos que se encontraban ausentes para reactivar las capacidades estéticas y de proximidad en el campo.

 

El vínculo afectivo se mantiene a través de la presencia estética en la frontera de contacto, no obstante, el sufrimiento provoca la co-creación de un campo desolado que busca aliviar el sufrimiento a toda costa. El malestar presente en el campo produce una experiencia de amenaza o riesgo emocional que activa el sistema de seguridad llamada apego, creando pautas relaciones en la frontera de contacto que conforma un campo de sufrimiento y ausencias, que desembocan en una experiencia adictiva a nivel familiar.

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