Las víctimas del mobbing
Una descripción y propuesta de abordaje en la psicoterapia Gestalt
Introducción
El mobbing, es un fenómeno con características, implicaciones y consecuencias, que se vive desde hace mucho tiempo; sin embargo, hasta hace algunas décadas que se ha abordado desde una perspectiva, formal, metodológica, psicológica, social, personal o en el ámbito de la medicina. En términos generales el mobbing se define como el acoso que sufre una persona en su entorno laboral de parte de un superior (Verdusco, Hernández Rivera, 2018).
Se manifiesta de diversas formas, como para que el mando superior obtenga un favor de su empleado, ganar alguna ventaja, o eliminarlo del ámbito laboral provocando la renuncia de la víctima. Esta situación, si bien se define como hostigamiento o acoso cuando se genera por parte de los compañeros de trabajo; en realidad va más allá de usar solo esos términos, es decir cómo se expuso anteriormente al haberse estudiado desde varias perspectivas, puede observarse todas las posibles consecuencias que se pueden originar al vivir esta situación (Verdusco, Hernández & Rivera, 2018).
Cuando una persona es víctima de mobbing, tiene diversos pensamientos y sentimientos acerca de lo que está experimentando, ahora bien, sería deseable abarcarlo en varias etapas; no tomar el mobbing como algo aislado; es importante estudiar y describir este fenómeno desde sus antecedentes, origen, desarrollo, características y consecuencias, con el propósito de entender que abarca varios aspectos y etapas.
Por lo tanto, en el presente trabajo en primer lugar se van a exponer las características del mobbing, con la finalidad de comprender este fenómeno desde sus antecedentes hasta sus consecuencias. Al describirlo con estas perspectivas, se empieza a entender que el mobbing no da por sí solo, o por pura casualidad; no es un hecho único o fortuito, que para que se dé esta situación se necesitan dos personas, quién acosa y quién sufre este acoso. Sin embargo, para que se llegue a esto, hay motivos y causas que dan origen a estos dos roles y de manera reciente, se ha propuesto una tercera persona: el testigo. No acosa, ni sufre de estas acciones, pero observa de manera involuntaria y a veces voluntaria todos estos actos (Rodríguez, 2016) y en ocasiones también participa con acciones negativas.
En consecuencia, no se trata de que alguna persona decida el día de hoy que va a ser la víctima que sufre estos actos, a ser el acosador que incomoda a las personas, o solo va a observar o atentar contra otro. Como se puede ir comprendiendo, esto va mucho más allá, se cuentan con diversos antecedentes los cuales determinan el papel que juega cada quien, así como el desarrollo y naturaleza de cada uno; por consiguiente, hay consecuencias, de diversa índole, como pueden ser emociones y sentimientos negativos, hasta la aparición de diversas enfermedades que resultan de haber vivido estos ambientes (Saisó, et al. 2016).
Mientras tanto, la otra parte se refiere a la perspectiva que tiene el individuo desde el enfoque Gestalt. En diversas ocasiones cuando se hacen investigaciones sobre este fenómeno, se publican estadísticas acerca de cuantas personas han experimentado esta situación o cuántas personas manifiestan síntomas de presión, o cuántos expresan conductas como irritabilidad, frustración, ira; son estudios de corte cuantitativo que exponen cifras, frecuencias, porcentajes y gráficas, pero ¿Qué sucede cuando se pretende abordar el mobbing desde otra perspectiva?
La respuesta es, que es un enfoque diferente y por lo tanto resulta interesante conocer cómo se puede realizar una descripción acerca del enfoque que tiene una víctima de mobbing, desde la perspectiva de la Gestalt; como se sabe, desde este proceso, no se utilizan cifras ni porcentajes, tampoco gráficas, es una manera muy distinta de abordar el problema. si se toma en cuenta que uno de los principios de la psicología Gestalt es ver los elementos como un todo y no como varias partes que lo pueden componer. Es importante revisar también cómo esta forma de acoso puede dar origen a bloqueos y experiencias que se tienen que trabajar en psicoterapia considerando que las consecuencias que experimentan las personas que lo viven son varias y si coinciden en su descripción en abordajes anteriores sobre esta situación.
Cabe destacar que cuando se aborda la perspectiva del mobbing desde la Gestalt para aplicarlo de forma posterior en la psicoterapia, se proponen varios aspectos con la finalidad de ir abarcando cada punto que puede aportar en este enfoque, así como la sugerencia para vivirlo de mejor manera; ésto es, si la víctima desea realizar un cambio en su modo de vida y por lo tanto en su situación de acoso provocada por el mobbing, se pretende describir cómo vive cada aspecto y de esta manera cómo se puede mejorar.
Antecedentes
Entre los antecedentes es importante citar, que la palabra en efecto tiene mucha similitud con bullying, dicho término se refiere al acoso que sufre una persona en el ámbito escolar, algunos autores lo definen como el abuso que realiza una persona hacia alguien más débil, no solo se trata de molestar a la víctima con agresiones o insultos, incluso la situación puede ser de manera más sutil con comentarios que hagan sentir muy mal a la víctima o que deterioren su autoestima, como son el uso de sobrenombres, palabras o frases humillantes o que demeritan a la víctima, como aquellas que se refieran a degradar su aspecto físico, rasgos de personalidad, ideología, preferencias, gustos, pasatiempos (Alvis & Carvajal, 2018).
Entonces al empezar a realizar un esbozo general del problema puede observarse que estas situaciones pasan de la escuela al medio laboral, es una de las razones que para diferenciarlo del lugar donde se lleva a cabo, de bullying en la escuela, se pasa a mobbing en el trabajo. En varias ocasiones se han realizado estudios acerca de los perfiles del victimario y la víctima, lo cual resulta bastante interesante puesto que, al tener los rasgos peculiares de cada uno, se puede observar quienes son más propensos a desempeñar en el futuro el rol de víctima o victimario (Álvarez, Alcivia & Terán, 2018).
Es curioso observar que aparentemente son roles muy distintos, pero en realidad la víctima y el victimario comparten elementos y características en común. Cabe plantearse ¿Qué elementos comparten ambos roles? A través de los estudios llevados a cabo, se puede concluir en primer lugar que ambos comparten una baja autoestima, debido a que el victimario muchas veces ha sido a su vez maltratado y en ocasiones ha sufrido abuso ya sea físico, psicológico, sexual, por lo tanto, muchas veces se ha concluido que estas personas para no volver a experimentar de nuevo el abuso prefieren protegerse y entonces asumen el papel de acosador para no mostrar sus características y sentimientos y volver a ser víctimas Arciniega (2012).
Por otra parte, la víctima tiene varios antecedentes para llegar a tomar ese rol, muchas veces se ha propuesto que esto tiene que ver con ciertas características género o rasgos particulares de personalidad tales como: ansiedad, depresión, hostilidad, impulsividad, irritabilidad, otro factor que puede influir en la situación es una baja autoestima. Es indudable que, al tener un nivel bajo de vulnerabilidad la víctima crea que su opinión no vale y por lo tanto le será difícil manifestarse cuando sufra algún abuso (Alvis & Carvajal, 2018).
Origen
Es bastante amplio mencionar y describir las situaciones por las cuales se inicia el mobbing, sin embargo, vale la pena destacarlas con el propósito de tener una mejor comprensión acerca de la naturaleza y características del mismo. En diversas ocasiones puede empezar como un comentario, una broma, alguna frase que tiene que ver con la víctima, no obstante, no manifiesta ninguna contrariedad debido a que lo puede tomar como algo normal, natural o simplemente interpretarlo como parte de la dinámica en el trabajo. Por lo tanto, al no haber alguna manifestación o protesta sucede que para el victimario ya será algo cotidiano empezar a molestar o importunar a la víctima, que ésta lo tome como algo natural, y no llegue a protestar por otro factor muy importante: la baja autoestima, citado anteriormente; sin embargo, es importante comentar que no es la única manera en la cual se inicia este fenómeno (Blancas & Carranza, 2019).
En repetidas ocasiones, el origen de esta situación es respecto a la ventaja que tiene el victimario sobre la víctima, muchas veces éste tiene un rol superior a la víctima, al ser jefe inmediato, gerente, capataz, patrón, en otras palabras, al tener poder sobre la víctima al menos en el trabajo, el problema está cuando este poder se quiere extender hacia otros aspectos. Llega a suceder que el agresor al tener este poder desea obtener una ventaja sobre la víctima, ya sea al pretender conseguir respeto de otros o simplemente cuando ya no desea que la víctima forme parte de su empresa o equipo de trabajo y entonces procede a eliminarlo (Medina Bárcenas et al. 2017).
Desarrollo
El mobbing se desarrolla cuando se da claramente la situación de poder del victimario y un puesto inferior de la víctima, como se citó anteriormente en muchas ocasiones esta situación inicia debido a que el victimario (patrón, jefe inmediato, capataz, gerente) al tener una situación de superioridad puede recurrir a la intimidación y amenazas, con el propósito de obtener una ventaja debido a su alto puesto; por lo tanto, quien sufre de esta situación llega a sentir el acoso y debido a su vulnerabilidad no manifiesta alguna protesta, ya sea por medio de alguna frase o acción; en consecuencia quien abusa de su posición continua realizando dichas acciones ante la nula protesta o queja de quien lo experimenta (Medina Bárcenas et al. 2017).
Éste problema también se da, de parte de los mismos compañeros hacia la víctima cuando quieren su puesto, su renuncia, o de plano su eliminación; se comienza a desarrollar cuando en un inicio puede haber comentarios de alguna manera ofensivos, los cuales pueden tener como característica la intimidación, humillación, o el hecho de sobajarlo o avergonzarlo y por lo tanto el empleado no cuente con recursos para defenderse, por consiguiente, cuando sucede una primera vez y no hay protesta, sucede una segunda vez, posteriormente una tercera y así sucesivamente (Fuentes Valdivieso, 2017). Es entonces cuando se desarrolla el mobbing debido a que no hay alguna protesta o comentario de parte de quien lo sufre. Es interesante destacar que el origen y desarrollo tiene muchas analogías con el bullying en la escuela ¿Qué se puede plantear como una característica principal después de lo anteriormente expuesto? Se reafirma que es una situación de ventaja de parte del victimario ante la víctima, sin embargo hay que reconocer que a pesar de que juegan roles diferentes también comparten características en común como es el haber sido abusados anteriormente, haber experimentado o sufrido una situación similar, en este caso quien propicia el abuso prefiere ahora tener el poder antes de vivir la misma situación, mientras que quien lo sufre quizá ya lo ve como algo normal o una costumbre, pero evidentemente no le agrada la situación (Gaitán, 2016).
Es importante tomar en cuenta que existe un tercer rol, que no ha sido tomado en cuenta, no obstante, es importante debido al patrón que juega: el testigo. Se define como la persona que observa estas situaciones y llega a ser neutral muchas veces, porque no interviene, por lo tanto, no es victimario ni víctima, pero presencia como se llevan a cabo los abusos. La importancia radica en que al ser observador muchas veces pudiera tener un papel importante como testigo del abuso llevado a cabo; sin embargo, en muchas ocasiones no denuncia esos abusos debido a que tiene temor a represalias por parte del o los acosadores y prefiere mantenerse en silencio antes de sufrir alguna situación o llegar a convertirse también en una víctima. Entonces al guardar silencio, el mobbing puede incrementarse porque muchas veces se interpreta como complicidad a pesar de que no intervenga directamente en la agresión (Fuentes Valdivieso, 2017).
Características
Como se ha mencionado anteriormente los dos principales actores en esta situación es la víctima y el victimario ¿Cuáles son los factores que caracterizan a la víctima para permitir el abuso, hostigamiento, ataques de parte del o los victimarios? Es importante hacer notar que uno de los principales se refiere a una baja autoestima, la cual influye definitivamente en el origen del problema. al tener una baja autoestima la víctima se combina con una pobre autoimagen de sí mismo, por lo tanto no se siente capaz de levantar la voz o realizar alguna protesta; juegan un papel importante las cogniciones de parte de la víctima: “no soy capaz de que me escuchen” “no me van a hacer caso si denuncio a quienes me acosan o molestan” “solo es un pequeño mal rato ya pasará” “es parte del trabajo, lo importante es que me acepten” “ya me ha pasado antes ya estoy acostumbrado” “solo es un momento, no es diario ni a cada rato”, entonces lo termina tomando como algo cotidiano como una costumbre y es un ciclo que se repite bastantes ocasiones (Medina-Gómez, 2016).
¿Qué sucede con el victimario? Al ejercer el poder y realizar estas acciones orientadas al mobbing, pueden tener varios pensamientos para llevar a cabo dichas conductas: “no dice nada, es muy noble” “no pasa nada, es muy buena gente” “no lo soportamos ojalá ya no estuviera aquí en la empresa” “quiero ventaja sobre él/ella, si no accede le haré la vida imposible”, éstos pensamientos empoderan al autor de la situación y si no hay respuesta de parte de quien la sufre, se realiza el mobbing (Morales Franchesi, 2017).
Estos pensamientos derivan en varias características del victimario a la víctima como son: aislar a la víctima ya sea dándole un puesto o poniéndolo en un lugar que esté apartado de los demás, minimizar sus esfuerzos, no valorar sus logros, magnificar los errores y equivocaciones, hacer comparaciones con los demás compañeros, siempre destacar lo negativo y defectos de la víctima, asignar tareas muy complicadas o imposibles como pueden ser labores que están fuera de su alcance, ataques a sus características físicas y psicológicas, agresión constante hacia su forma de hablar, de vestir, de pensar, incluso a su ideología, preferencias, por consiguiente, deriva en ataques hacia su vida privada o familiar, entre muchas otras (Medina-Gómez, 2016).
Puede observarse entonces que todas estas características van a hacer que la víctima se sienta aislado, agredido, minimizado, acosado, si ya tenía una baja autoestima y pobre autoimagen, esto puede aumentar con las características ya citadas ¿Qué más se puede generar? Una desvalorización de la víctima la cual implica que ésta empiece a cuestionarse si realmente está capacitada para el trabajo, o si es capaz de llevar a cabo las tareas que se le asignan y con mayor razón si los ataques son de manera constante, reiterada y frecuente. Se puede realizar un ejercicio para imaginar la situación: si yo realizo una determinada labor, pero de repente se toma en cuenta lo negativo que hago y no se refuerza lo positivo, posiblemente a la primera ocasión, pueda pensar que efectivamente me he equivocado y atribuirlo a que no era como el jefe lo quería, o que apenas estoy aprendiendo, o que es una cuestión de experiencia, mecanismos de defensa ante los constantes regaños son estas racionalizaciones (Pazmiño, 2015).
Sin embargo, cuando es de forma reiterada y repetitiva, es decir no es una ocasión, aislada, ni dos, ni tres, son más veces que se presenta esta situación entonces se puede cuestionar si realmente es capaz de hacer lo que se le pide o se le solicita; en un principio es una situación normal que todos pueden tener una falla, no obstante al presentarse varias veces y aunado si la víctima tiene una baja autoestima, entonces puede empezar a creer que realmente no tiene capacidad para llevar a cabo el trabajo ((Saisó et al. 2016).
Ahora bien, el mobbing no solamente se realiza de parte de un superior a un subordinado, también se da entre compañeros de trabajo del mismo nivel, por lo tanto esto deriva en crear situaciones que al fin y al cabo incomodan a quien está experimentando la situación, esto puede ser en situaciones como: ignorarlo, no tomarlo en cuenta, hacer como si no existiera, descalificar sus ideas o comentarios, realizar amenazas ya sea de forma directa o por teléfono o internet, no considerarlo para reuniones ya sea de trabajo o fuera de él, en otras palabras hacerlo a un lado (Rodríguez, 2016).
Consecuencias
Es muy importante considerar que el mobbing no es un hecho aislado, no es un fenómeno que se pueda considerar aparte. Por lo tanto, al haber expuesto algunas de sus características, así como sus orígenes y antecedentes, es imprescindible hablar sobre sus consecuencias, una vez que ya se llevó a cabo ¿Cuáles son los hechos que ocurren enseguida o posterior al mobbing?
Se presentan entonces una serie de consecuencias que no es posible ignorar, a raíz que se ha presentado este fenómeno. Las consecuencias pueden ser de tipo fisiológico o psicológico, las primeras pueden citarse como el origen de ciertas enfermedades y padecimientos, los cuales también son secuelas de la frustración, enojo, irritabilidad, hostilidad, tristeza, coraje que son sentimientos asociados al mobbing. Dichas enfermedades en muchas ocasiones se les denomina psicosomáticas debido a que tienen influencia en la mente y el cuerpo de quien las padece, algunas que se pueden mencionar: colitis, gastritis, acné, dermatitis, asma, enfermedades cardiovasculares, alopecia entre otras, las cuales quizá también tengan relación con experimentar alguna situación análoga (Gaitán, 2016).
Por otra parte, también entre las consecuencias se encuentran secuelas de tipo psicológico, se pueden citar: estrés, ansiedad, depresión, así como emociones y sentimientos negativos como irritabilidad, cólera, aburrimiento aparte de la baja autoestima y pobre autoimagen que ya se habían citado con anterioridad; puede entonces empezar a vislumbrarse que el mobbing es una situación compleja, que conlleva varios componentes, así como varios factores (Blancas & Carranza, 2019).
Otra secuela es la insatisfacción laboral, la cual se define simplemente como la carencia de satisfacción de la víctima en su centro o área de trabajo, esta situación se acompaña muchas veces de las secuelas antes mencionadas, aparte de un intenso deseo de abandonar su trabajo o al menos cambiar de lugar o situación. ¿Qué sucede ante la insatisfacción laboral? La persona cada vez llega más tarde, se justifica con varias razones, o se quiere ir más temprano, su rendimiento en el trabajo disminuye notablemente, en pocas palabras ya no hay satisfacción al desempeñar el trabajo y por consecuencia esto deriva en ausentismo laboral, así como la pérdida parcial o total de motivación o entusiasmo para llevar a cabo el trabajo ((Pazmiño, 2015).
Perspectiva desde la Psicoterapia Gestalt.
Una vez expuesto el fenómeno del mobbing con todos sus antecedentes, orígenes, características, así como sus consecuencias, cabe preguntar ¿Cómo es la vivencia del mobbing desde la psicoterapia Gestalt?
La psicoterapia Gestalt parte de la fenomenología, como la forma de percibir cómo se vive la persona, cabe destacar que por lo tanto toma mucho en cuenta las experiencias de forma subjetiva, no se apega a principios tan rígidos como otras terapias; por otra parte, hace énfasis en el aquí y ahora, sin necesidad de estancarse o ahondar demasiado en el pasado. La psicoterapia Gestalt se centra en la vivencia de la experiencia; si comenzamos a proponer cómo vive la persona desde la Gestalt la situación de mobbing, será interesante explorar cada parte con el propósito de en primer lugar, describir cada punto y por otro lado realzar incluso una propuesta sobre como la psicoterapia Gestalt puede abordar el problema del mobbing. De esta manera se podrá tener un enfoque diferente y al mismo tiempo propuestas que puedan mejorar la experiencia que ha tenido la persona respecto a lo que ha experimentado hasta el momento; cada punto postula características que se relacionan a este fenómeno y cómo se pueden vivir de manera diferente al empezar a realizar un cambio.
Vivir ahora, es más importante el presente que el pasado o el futuro.
Tomando en cuenta este punto ¿Qué pensamientos puede tener una víctima de mobbing? Se pueden repasar estas posibles respuestas: “siempre de niño he sido molestado”, “en la escuela ya sufrí bullying”, “en mi casa siempre fueron tranquilos, nunca me enseñaron a defenderme”, “ya estoy acostumbrado, porque ya lo he vivido”. Por lo tanto es importante que al mencionar estas ideas, sea más propicio que la víctima siga sufriendo esta situación; ahora bien ¿Cuál es el modo de intervención de la terapia Gestalt? una primera respuesta es, trabajar con la persona estos razonamientos y recordarle que si bien el pasado o hechos sucedidos tienen influencia en nuestra personalidad, pensamientos, sentimientos, emociones, no es algo determinante porque precisamente ya pasó, ya es algo pretérito, no se puede repetir el pasado, pero si se puede remediar las influencias que haya tenido (Iannascone, 1995).
Por otro lado, se encuentra el futuro, cuando alguien vive el aquí y ahora no solo es desechar los pensamientos excesivos en el pasado, también juega un papel importante el futuro, pero ¿Qué sucede con el futuro? Es algo que todavía no sucede, no ocurre y como no ha acontecido todavía, no se sabe cómo va a ser, como va a resultar, si bien se pueden hacer algunas especulaciones, no se tiene la certeza completa sobre cómo va a ser el futuro. Esta incertidumbre por lo tanto origina ideas y pensamientos cómo pueden ser que, si ya ha sufrido estas situaciones, muy probablemente vuelva a sufrir en otros lugares, circunstancias y con otras personas la misma situación; por lo tanto, hay una posibilidad, pero tampoco se puede dar cómo un hecho o con una certeza absoluta (Castanedo, 1993).
Por lo tanto una persona que ha sufrido, al tener los pensamientos de que siempre va a sufrir lo mismo, que su problema no va a tener solución, que después va a encontrar más acosadores, aunque puede ser posible pero no es un hecho, por la simple situación que no ha sucedido; la psicoterapia Gestalt llega a ser ecléctica, es decir que retoma postulados de otras corrientes, incluso de otras terapias pero no por eso es menos válida; citado este punto, valdría la pena tener un diálogo con la víctima para tratar estos dos aspectos importantes del primer punto. Entonces un primer aspecto a analizar y posteriormente tratar, es desechar las ideas del pasado y del futuro; lo que ya sucedió y lo que todavía no sucede, lo que ya se vivió y lo que no se sabe cómo se va a vivir, lo que ya está hecho y lo que puede llegar a hacer. Es fundamental situarse en el presente y hacer conciencia de la situación que se vive en este momento, aquí y ahora, para partir de este punto (Fagan & Sheperd, 2014).
Vivir aquí, relacionarse más con el presente que con lo ausente
Se presenta otro aspecto sobre cómo puede vivir una víctima de mobbing, si lo abarcamos desde la psicoterapia Gestalt, es algo similar a la situación expuesta anteriormente ¿Cómo puede la persona enfocarse en situaciones, hechos, incluso personas que no están? Si precisamente no están presentes; están ausentes. Si están ausentes no se pueden vivir porque no se tocan, no se palpan, no se sienten, muchas ocasiones alguien puede pensar o decir: “si yo tuviera más suerte, más fortuna, si pudiera quejarme con mi jefe o alguien de confianza del trabajo o fuera de él, para comentar mi situación incluso pueda ayudarme”, (Salama & Villarreal, 2004).
Por lo tanto, no es posible que suceda si no lo lleva a cabo; el quejarse de la situación, ya está como idea o pensamiento, pero si no se realizan acciones para salir del problema, es algo ausente, no presente; “algún día se acabará esto”, “solo fue un mal momento”, “mis compañeros son buenos en el fondo”, “es para que me acepten”, “sólo que aprenda a protestar o defenderme se va a acabar esto”. La cuestión es: si no toma la víctima cartas en el asunto, al menos pueda quejarse, alzar la voz, será complicado, muy difícil, disminuir o erradicar la situación. Vale la pena mencionar que la psicoterapia Gestalt tiene argumentos similares a otros puntos de vista, uno de ellos es que no hay una solución mágica para cada cosa; no es cuestión que la persona diga ya mañana se acaba esto o mis compañeros solo tienen una mala racha o mal momento y por arte de magia desaparezca toda la situación (Salama, 2007).
Por otro lado, vale la pena destacar que cuando ya se ha pasado por esta situación, en ocasiones esta experiencia puede bloquear el presente que se vive; al tener el pensamiento de que va a pasar de nuevo, que será una situación permanente, por lo tanto estas ideas bloquean el presente; el presente está bloqueado por vivir lo ausente, que ya no se encuentra porque se ha ido, ya pasó o quizá ni siquiera ha llegado, se ha alejado, simplemente no está, no se ve, no se escucha, no se siente (Castanedo, 2003).
Dejar de imaginar: experimentar lo real
Al dejar de imaginar se da un paso para experimentar lo real. Es decir, cuando imaginamos queremos que todo se resuelva por arte de magia, para tomarlo posteriormente solo como un mal momento, o de plano tomarlo como un estilo de vida. Son imaginaciones que traen como consecuencia que el problema continúe incluso vaya en aumento; es bastante fundamental hacer énfasis en estos puntos de la psicoterapia Gestalt, con el propósito de dar una dimensión precisa y sobre todo justa a cómo puede entender y posteriormente abordar la situación. Es muy similar a tener en cuenta lo presente y dejar ir lo ausente, por lo tanto, aquí se plantea: deja de imaginar, experimenta lo real (Salama & Castanedo, 2008).
¿Cuáles son las consecuencias de solamente imaginar ante una situación de mobbing? Puede ir acompañado de pensamientos mágicos como: ojalá lo corran, ya algún día se tiene que ir de la empresa, o me voy a cambiar de trabajo y me va a ir mucho mejor, voy a ser más feliz y estaré más tranquilo. Si bien, es válido en algún momento tener estas cogniciones, la cuestión es cuando solamente se quedan en la imaginación y no se lleva a cabo alguna acción, no se ponen manos a la obra para poner un alto ante todo lo que se está viviendo. Un ejemplo es, cuando en el trabajo la víctima siente el acoso de sus compañeros y lo hacen a un lado, lo ignoran, o en lugar de indiferencia llega a percibir la hostilidad. Al caer en el pensamiento mágico quizá exprese que el otro mes, el otro año o en algún momento ellos ya no van a estar o dejarán de molestarlo, o que llegue un compañero o jefe justo y le ponga una solución al problema (Schnacke, 1987).
Esa es la cuestión al tener solamente imaginación ante el problema, no hacer lo real; es entonces cuando la víctima debe tomar acciones para que sean estas ideas una realidad, algo concreto y tangible, no se queden solo como un pensamiento. La psicoterapia Gestalt, juega entonces un papel fundamental, porque no solo aborda el fenómeno para comprenderlo mejor, propone soluciones y cambios en el modo de pensar y ser, para empezar a modificar la situación que llega a convertirse en un círculo vicioso. Se comienza a observar que no es un hecho aislado el tomar en cuenta las características del mobbing así como la vivencia que experimenta la persona, para poder proponer un cambio (Stevens, 2015).
Se puede afirmar entonces, que más que imaginar es mejor vivir y experimentar lo real, con esto no se pretende decir que no se puede imaginar o que sea algo no válido o no útil, pero la cuestión es que al hacerlo real ya no queda solo en una idea, en un pensamiento. Se puede imaginar lo siguiente: dejar de ser la víctima, que los victimarios ya no se encuentran, que han perdido poder, que ya no molestan a la persona y que por lo tanto ésta se siente mejor, cabe preguntar ¿Cómo puedes hacer para que esto se convierta en realidad y no sea sólo producto de tu imaginación? ¿Con qué recursos cuentas para hacer que esta imaginación sea algo real y por lo tanto sea algo palpable? ¿Qué factores impiden que lo puedas llevar a cabo? La psicoterapia Gestalt juega un papel fundamental, al identificar y trabajar sobre estas limitaciones que no permiten llevar a cabo las ideas que se tienen (Martín, 2007).
Abandonar los pensamientos innecesarios: mejor sentir y observar
Pensamientos innecesarios hay siempre, en todos los aspectos y ámbitos de la vida, es algo inevitable que ha experimentado todo mundo; sin embargo, al abordar la situación de mobbing, nos podemos encontrar que precisamente al surgir éstos, contribuyen a la generación de más vivencias y situaciones asociadas con este problema. Para que quede más claro hay que definir qué es un pensamiento innecesario, el cual se puede entiende como aquella idea que no aporta algún beneficio o algo positivo (Brownell, 2008).
Ejemplos de ideas innecesarias asociadas al mobbing, hay bastantes, sin embargo, solo se va a citar uno: “si siempre he sufrido de esta situación y varias veces me ha tocado, espero ya no me toque en el futuro y todos los compañeros o jefes sean buenas personas”. ¿Esto qué quiere decir? Se espera una solución perfecta, que todo se va a solucionar con solo desearlo o apelar a la buena voluntad de la gente o más aún que si alguien le está molestando el día de mañana ya no lo va a hacer, ya sea que mágicamente cambie de opinión, o lo cambien de área, que alguien hable con él, o de plano se vaya de su lugar de trabajo (Castanedo, 1993).
Mejor expresar antes que manipular, explicar, justificar o juzgar
En muchas ocasiones al ser víctima de mobbing, se pretende hacer uso de varias actitudes con el propósito de sentirse mejor. ¿Qué sucede al querer manipular, explicar, justificar o juzgar? Se tiene que analizar por partes este aspecto para que vaya quedando más claro. Es interesante que, si la víctima sufre de este problema de acoso, ¿cómo puede tener la intención de manipular si precisamente está sobajada, sometida: al ser víctima de mobbing? ¿cómo puede tener la idea o pensamiento que si alguien está a su lado o es una persona de confianza le va a ayudar? En realidad no es malo pedir ayuda, ya sea que escuche, hable con el acosador, la acompañe a enfrentar la situación, le oriente qué hacer; el problema es cuando la víctima toma como una obligación que le ayuden y le puede decir a la persona de su confianza: “me tienes que ayudar”, “sabes cómo me siento”, “yo solo no voy a poder enfrentar el problema”, “le tienes que poner un alto a esta persona”; entonces ya no es una petición sana, ya es algo que rebasa los límites al querer responsabilizar a la otra persona por no cumplir su “obligación” la cual es “ayudar y apoyar en todo momento”, (Latner, 1978).
Ahora bien, el segundo aspecto refiere que una cosa es expresar lo que se siente, piensa, opina, en cualquier aspecto y otra muy diferente es querer explicar todo, es decir en ocasiones cuando puede ser algo concreto se pretende explicar todo con lujo de detalles cuando muchas veces no es necesario, debido a que ya es una cuestión implícita. Una cosa es expresar si me siento triste, enojado, nervioso, aburrido, mientras que otra muy diferente es explicar en exceso o dicho de otra manera: racionalizar. Lo cual se puede definir como dar una explicación detallada a lo que le sucede; por ejemplo, si se siente triste porque en la oficina sus compañeros le hacen a un lado, se puede expresar dicho sentimiento; sin embargo, al querer racionalizar es darles de cierta manera la razón como pensar que lo hacen porque son muy diferentes, o en realidad ellos son los que tienen problemas, o porque no saben lo que hacen, o simplemente expresar un “ya pasará”, (Naranjo, 2006).
Esto entonces va de la mano con justificar, en este caso si se siente triste se justifica dicho sentimiento o emoción, al querer decir que es algo pasajero, o que no es nada, o que por el contrario a todos nos pasa, o que simplemente es una consecuencia del ritmo de trabajo, o que es algo ocasional “porque cómo voy a estar triste” , al justificar se pretende dar una razón bastante elaborada y con muchos argumentos acerca de la conducta, actitud, opinión, emoción, o sentimiento; por lo tanto el justificar algo más a fondo, es porque se siente capaz de mantener esa postura y defenderla ante las diversas circunstancias que se le presenten (Naranjo, 2006).
Por otro lado, se encuentra otra palabra clave: juzgar. Se define como calificar, valorizar, incluso descalificar, desvalorizar, lo que observamos o escuchamos dicho juicio es bastante subjetivo porque se basa en emociones que surgen en el momento y llegan a ser muy intensas. Un juicio es cuando la víctima de mobbing piensa en su o sus victimarios, entonces en lugar de racionalizar o justificar su proceder, los juzga y los pone como las peores personas que ha conocido en su vida, como la gente más mala, por lo tanto, es necesario que sufran de los peores castigos, o por lo menos que experimenten la misma situación que la víctima está pasando. En otras palabras, al juzgar es simplemente pensar: los malos deben ser castigados, todos los que hacen daño merecen el peor de los castigos. Un juicio es dar un dictamen y muchas veces poner una etiqueta; por lo cual, es importante quitar esta etiqueta y desmitificar al victimario como un verdugo y alguien malvado e implacable (Martin, 2007).
Entregarse al desagrado y al dolor tal como al placer: no restringir la expresión
Es indudable que al sufrir de mobbing, se mueven muchos sentimientos y emociones; ahora bien si se sigue el título de este apartado, en muchas ocasiones se le da mucha importancia a la expresión de las emociones y los sentimientos, conductas que se aprenden y se observan en primer lugar con la familia, posteriormente con otros grupos y personas con los que se tiene contacto, la cuestión está que se da preferencia a las expresiones positivas es decir, se aprueban las manifestaciones de si están o se sienten, alegres, contentos, felices, optimistas, incluso eufóricos, sin embargo cuando hay algo negativo no se le da mucha importancia se minimiza (Ginger, 2005).
Cuando alguien está alegre inmediatamente se le reconoce esta actitud o conducta, se le felicita, o se comparte ese sentir, incluso se le halaga, si bien algunas familias no dan mucha importancia a los sentimientos, no obstante, de todas maneras llega a ser más importante la expresión de la alegría; en cambio, si nos referimos a un sentimiento de tristeza, enojo, decepción, irritabilidad, hostilidad ¿Cuál es la respuesta? Simplemente que se le recomienda a la persona que no diga malas palabras, que no es correcto decir, expresar o desear algunas cuestiones, que no está bien, que no hay que hacer esas caras, que la gente educada no se expresa así; por lo tanto, es notorio que no es tan aceptada la expresión de estos sentimientos o emociones (Fagan & Sheperd, 2014).
La crianza que se recibe desde que somos niños, nos ha enseñado en bastantes ocasiones que la expresión de sentimientos y emociones negativas, llega a ser inadecuado debido a que no es algo permitido o tan aceptado socialmente, las consecuencias son que al experimentar enojo, tristeza, ira, frustración, aburrimiento no se manifiestan porque se identifican como sensaciones indeseables y como son indeseables no valen la pena manifestarlas o expresarlas, por consiguiente se guardan y se reprimen y genera como consecuencia que busquen otra salida y puede ser por medio de enfermedades psicosomáticas, con esto se va observando el papel fundamental que tiene el expresar las emociones (Ginger & Ginger, 1993).
Es entonces cuando la psicoterapia Gestalt recomienda este aspecto: así como nos entregamos al placer igual podemos entregarnos al desagrado y al dolor, y más si es una situación de mobbing, es muy válido expresar todas estas emociones, debido a que está ya muy estudiado y descrito cuáles son las características del fenómeno y por lo tanto sus consecuencias. En resumen, si se aborda desde la Gestalt, se puede manejar como el derecho a expresar las emociones, así como tenemos derecho a experimentar y manifestar el placer, también tenemos derecho a experimentar y manifestar el desagrado y el dolor. En otras palabras, darnos la oportunidad de sentir, sin importar que sean positivas o negativas; al realizarse esta expresión también sirve como una canalización de las emociones que se generan cuando se es víctima de esta situación (Salama, 2007).
No aceptar los deberes de otros, solo los propios
Hay que reconocer que es cierto que el mobbing genera cuestiones de hostilidad, agresión, violencia, indiferencia, apatía; sin embargo no siempre son aspectos tan evidentes o fuertes, hay veces que el mobbing se genera de una forma más suave y sutil, por ejemplo cuando el jefe inmediato le solicita al trabajador que realice alguna tarea que está fuera de su horario, o asignándole una labor por encima de sus capacidades o por abajo del mismo, o en ocasiones dándole más trabajo del que está asignado a hacer o simplemente cuando le delega demasiadas responsabilidades; si bien esto puede ser de manera amable y educada, el acoso inicia porque se desea perjudicar a la víctima para ocasionar su renuncia del trabajo (Rodríguez, 2016).
Por otro lado, es difícil que quien vive esta situación se niegue, debido a que tiene la idea de ponerse la camiseta de la empresa, o realmente está a gusto en el trabajo, o considera que su jefe es una buena persona; por lo tanto, es más difícil que pudiera detectar un abuso de parte de éste al tomarlo como algo normal, cotidiano y entonces tendrá el pensamiento que es parte de su labor, desarrollo profesional, o por la idea de aspirar a otro puesto o realizar otras labores. Es interesante analizar desde esta perspectiva cómo el mobbing se convierte en un fenómeno bastante amplio y polifacético al abarcar varios aspectos.
Por otro parte, cuando el empleado ya se encuentra en la total disposición de colaborar con la empresa, asume como propios los “deberías” y los “tendrías”, al pensar que tiene que cumplir con su trabajo, debe obedecer en todo a su jefe, tiene que realizar las actividades que se le asignan, tiene que acabar las tareas pendientes, debe dar su máximo esfuerzo a pesar de que esto implique más labores por realizar o acciones que abarquen un horario fuera de su trabajo, quedar bien con el jefe, para obtener un puesto mejor o tener que aspirar a cumplir para quedar como un buen empleado ante su jefe (Castanedo, 1993).
Se puede observar entonces que ya ha asumido como propios los “debería” y los “tendría” por cumplir con el trabajo, con el jefe, cuando en realidad son estrategias para cansarlo, agotarlo y el mismo termine yéndose de la empresa; lo cual también está considerado como una característica del mobbing, aunque no existan signos de agresión, violencia u hostilidad, se le considera como parte de esta situación debido a que dichas acciones tienen como fin eliminar a la persona de su puesto de trabajo (Medina-Gómez, 2016).
Responsabilizarse plenamente de las acciones, sentimientos y pensamientos
El término responsabilidad, muchas ocasiones se le ha encasillado en otros aspectos y por lo tanto se llega a tergiversar su interpretación ¿Qué sucede cuando escuchamos la palabra responsable? En muchas ocasiones se interpreta como el autor de un acto ilícito, indebido, incorrecto, inmoral; sin embargo la interpretación va más allá, ser o hacerse responsable quiere decir reconocer los pensamientos, sentimientos, actitudes y conductas que se realizan como propios y sin ninguna justificación o disculpas excesivas, tampoco sin delegar lo que se realiza, por consiguiente cuando se dice ser responsable o responsabilizarse es aceptar los aspectos citados anteriormente como propios y por lo tanto asumir las consecuencias que se puedan derivar de dichos sucesos (Auer, 1998).
Una situación es: si yo me siento molesto asumo que me siento de esta manera, reconozco cuál es la causa y se retoma que sea por una situación de mobbing, identifico mis emociones, sensaciones; es decir cómo me siento a nivel psicológico, cognitivo y fisiológico, cómo se experimenta cada aspecto y un rubro muy importante de responsabilizarse es que al asumirlo como algo propio, no está permitido buscar culpables o responsabilizar a terceras personas de lo que sucede. Entonces al sentirse molesto es porque ya está reconociendo esta sensación, y es consciente de cuáles son las características, implicaciones y todas las consecuencias posibles y no busca inculpar a otros, como a sus padres, hermanos, pareja, amigos, jefes o compañeros del trabajo, mucho menos culpa a su vida pasada o a su inexperiencia (Schnacke, 2003).
De esta manera, cuando se han identificado, las sensaciones, emociones, pensamientos, conductas, se propone que la persona las represente con la finalidad de que vaya más allá de una identificación y sea una auténtica vivencia de las situaciones, de acuerdo a lo que propone la psicoterapia Gestalt, no es el problema en sí, más bien es vivir las consecuencias que se generan por la situación ¿Cómo los puede representar la persona? Por medio de juego de roles, dramatizaciones, escribiendo, pintando, dibujando, entre otras serie de opciones que le permitan experienciar la situación (Yontef, 1995).
Aceptación de uno mismo
Este aspecto va de la mano con los expuestos anteriormente, en otras palabras, se puede decir “acéptate tal y como eres”, sin mayor preámbulo, sin más características de las que son, sin exagerar algún aspecto; la autoaceptación implica como el término lo indica, aceptarnos con nuestras características, virtudes y defectos, cosas positivas y negativas. Esto es muy importante debido a que cuando se da paso a la autoaceptación, se puede modificar la dinámica del mobbing (Allerand, 1992).
Surge entonces la pregunta ¿Cómo se puede llegar a modificar? Al aceptarse uno mismo, se da pie a una mejor visión de las características, defectos, virtudes, de esta manera se llega a hacer menos probable el vivir esta situación; debido a que al haber aceptación de lo citado anteriormente se es consciente de lo que se puede hacer y no se puede realizar, además que se adquiere mayor seguridad en las ideas, conductas, pensamientos; esto es bastante importante porque en muchas ocasiones la víctima de mobbing, ya ha reconocido su situación y sabe que no es aceptado y que incluso lo quieren cansar o fastidiar, sin embargo con todo esto no siempre es fácil para la víctima al tener la idea que quizá ya no pueda conseguir otro trabajo si abandona la empresa, o al menos no podrá conseguir un trabajo con las mismas características (Morales Franceschi, 2017).
Por lo tanto, al darse la autoaceptación es un paso importante para erradicar, disminuir o incluso prevenir el mobbing; vale la pena destacar que esto es de mucha utilidad, cuando la persona se acepta en todos sus aspectos, cuenta también con una autoimagen y autoestima en nivel adecuado, para no sufrir estas situaciones. El mobbing, al igual que el bullying tiene bastante que ver con cuestiones de autoaceptación y por consiguiente de autoestima (Miguens, 1993).
Al iniciar el proceso de psicoterapia Gestalt, es fundamental que la víctima que ahora es paciente, reconozca sus cualidades, características, así como sus defectos. Al realizar un análisis detallado de cada punto y aspecto de los aquí expuestos, puede observarse que no obstante tratan cuestiones diferentes, en realidad cuentan con bastantes elementos en común; esto ayuda para realizar un tratamiento integral de la situación y comprobar cómo dice uno de los principios de la psicoterapia Gestalt ver un elemento no por partes, sino como un todo entonces si bien, se han expuesto anteriormente las características del mobbing, con el propósito de comprender el problema, así como diversos aspectos que abarca la psicoterapia Gestalt, se puede ver como un todo, algo integral y que es completo (Iannascone, 1995).
Conclusión
Una vez expuestas las características del mobbing y cuál es la visión de la persona que lo vive desde la perspectiva de la psicoterapia Gestalt, así como algunas pautas que se pueden modificar y se sugiere trabajar para una adecuada intervención en el problema; es fundamental dar una visión global de la situación para llevar a cabo una mejor comprensión de la misma. Se ha mencionado que la psicoterapia Gestalt propone y aborda que las situaciones al igual que los objetos se ven como un todo, no en partes. A diferencia de otras corrientes en psicología y psicoterapia, que proponen ver el problema desde perspectivas más objetivas y por diversas partes, en psicoterapia Gestlat se trabaja de una manera más subjetiva (Salama & Castanedo, 2008).
Esto permite que quién haya vivido esta situación pueda comprender su problema como un todo, como algo global, una vez entendido desde este punto de vista será más fácil o por lo menos se contarán con más herramientas para llevar a cabo un adecuado trabajo, profesional, ético, sobre todo humano. Es importante el haber descrito y tratado el fenómeno desde diversas características, con la finalidad de tener una visión más global del mismo y poder entender que no obstante el mobbing se ha estudiado ya en varios aspectos y situaciones y se ha analizado, no es un hecho aislado, no es una situación que surge de la nada o es espontáneo; más bien al reconocer que tiene antecedentes y consecuencias, esto enriquece el trabajo profesional y terapéutico porque permite tomar decisiones acerca de cómo se va a iniciar el trabajo y cómo se puede desarrollar en diversas etapas (Perls, 1995).
Por lo tanto, al tomar el enfoque de la persona víctima de mobbing desde la psicoterapia Gestalt, se hace énfasis en ubicarla en el aquí y ahora; que viva el presente y la situación actual, lo que está experimentando es hoy, no ayer ni mañana; en ocasiones hay varios antecedentes de la situación como el reconocer que antes ya se haya vivido esta situación, sin embargo, lo que ya pasó ya es parte de algo pretérito y lo que está por venir es el futuro que no ha llegado todavía. Ahora bien, algo fundamental es reafirmar la parte humanista de la psicoterapia Gestalt, como un enfoque que permite que la persona reconozca sus características ya sean cualidades, defectos, rasgos, porque le hacen alguien único, individual, irrepetible; si alguien reconoce sus atributos y asume que es una persona única, no hay nadie igual como ella, se da lugar a un desarrollo y crecimiento personal. Cuando se ve al mobbing desde esta perspectiva, se tiene que tomar consciencia que quizá no desaparezca del todo el problema, pero sí se puede abordar desde otro punto de vista, aunque se repita. Dicho de otro modo, es muy probable que se presenten altibajos de las diversas situaciones que han originado el trabajo terapéutico, no obstante, ya no se van a vivir de la misma manera, al tener más herramientas, elementos, recursos y capacidades para afrontar el problema (Baranchuk, 2016).
Una persona que ya es consciente de lo que posee y puede ofrecer, cuenta con un adecuado nivel de autoestima, una excelente autoimagen y un positivo autoconcepto. Si se retoma la psicoterapia humanista se encontrará en la cima de la pirámide de las necesidades al alcanzar el nivel de autorrealización. Por otro lado, se enriquece la visión que se tenía del problema, debido a que ya no es una cuestión limitada, ya no es alguien que sufre el problema; es un ser humano con diversas características, cualidades, que puede llevar a cabo un excelente trabajo para lograr un desarrollo personal (Castanedo, 2007).
Se puede afirmar, por lo anteriormente expuesto que la visión del mobbing y la propuesta de análisis e intervención que puede realizar la psicoterapia Gestalt, es una alternativa ante una situación que si bien ya está plenamente identificada y descrita, ha estado en constante aumento, no es algo que se pueda ignorar o dejar completamente de lado, como se ha observado es un fenómeno presente y muy vigente en la sociedad actual, independiente de los motivos o causas que den origen a esto; quizá en un futuro próximo se consideren de una manera más formal las intervenciones que se pueden realizar con la finalidad de eliminar o disminuir las consecuencias que esto acarrea y por consiguiente lograr un crecimiento en las personas, mejores relaciones y una vida mucho más feliz (Stevens, 2015).
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