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Trauma y trastornos de personalidad desde una mirada gestalt

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Trauma y trastornos de personalidad desde una mirada gestalt

29 Diciembre 2018
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"La cicatriz es el lugar por donde te entra la luz." Rumi

El trauma es un evento intensivo y aversivo (repentino, inesperado, fuera del alcance de las experiencias habituales, fuera de capacidad para hacer frente. El trauma puede ser complejo o acumulativo. La mayoría de las personas afectadas no sufrirán a largo plazo reacciones de trauma, dependiendo de sus características personales, experiencia de vida y apoyo disponible en el campo, así como la naturaleza y las consecuencias del trauma en sí,  algunos de ellos desarrollarán persistencia en los  síntomas.

La configuración de una experiencia traumática se basa en una tendencia a procesos relacionales estereotipados que están desproporcionados  en su nivel de apoyo con relación a la necesidad de la persona o las demandas del entorno, que exponen a la persona a una experiencia contante de amenaza. Es decir, puede haber una ausencia negligente (Ausencia) o una sobreprotección (Confluencia).

El trauma se vive  como una constante situación de peligro,  De acuerdo al PHG "La situación de peligro: si la frontera sufre una presión intensa, intolerable porque es necesario ejercer una selección y un rechazo extraordinarios para rechazar las fuerzas ambientales” (p. 46). Cuando esta situación de peligro se mantiene constante produce una tensión insoportable en la frontera-contacto provocando reacciones fisiológicas que generan ajustes conservadores. Las respuestas básicas que tienen las personas de acuerdo con  Peter Levine (2002) son luchar, huir y paralizarse.

Las experiencias traumáticas generan limitaciones en el self, afectando sus funciones básicas de contacto, debido al impacto que genera el trauma. Las relaciones interpersonales se ven afectadas por la presencia de patrones relacionales que tienen su origen en la experiencia de trauma.

El trauma mantiene una serie de manifestaciones que a veces parecen invisibles; en ocasiones se traducen en tabúes que tenga la familia, así como en prejuicios, reacciones desproporcionadas, introyectos, etc. La experiencia traumática generalmente tiene sus huellas más profundas en la experiencia somática, cuando el cuerpo reacciona ante una experiencia que se ha codificado como peligrosa. Esto generalmente sucede ante circunstancias que presentan cierta similitud con la vivencia de trauma.

El trauma no es una experiencia individual, sino que lastima el between, por lo que afecta a todos los miembros de la familia. Por ejemplo, cuando alguno de los padres ha sufrido abuso sexual desarrolla actitudes que modifican radicalmente la relación con sus hijos, siendo excesivamente cuidadosos para prevenir cualquier tipo de abuso sexual.

Los hijos de padres que han vivido la experiencia traumática también pueden desarrollar un trauma por el tipo de educación recibida, esto a causa de los introyectos que han recibido de sus padres, y de las relaciones que han co-creado a nivel dialógico, somático y cinestésico.

La experiencia traumática suele favorecer la aparición de una postura relacional autorrestrictiva que genera reacciones de  escisión, anestesia y paranoia. Las personas  mantienen una visión limitada, basada en sus creencias de incapacidad, como forma de protegerse de lo que consideran un ambiente amenazante. La persona desarrolla una narrativa basada en el trauma, creando ideas sobre la relación con el entorno, esto afecta la experiencia y actitudes para responder a la experiencia traumática.

La narrativa se puede ver afectada por una tendencia hacia la fantasía, por ejemplo la mentira cumple la función de matizar la realidad y protegerse de ella, la tendencia a mentir es un ajuste creativo para contener el vacío de la realidad y suplir la ausencia afectiva. La fantasía es un apoyo para intentar reparar la función personalidad del self.

La escisión es un ajuste creativo que permita a la persona sobrevivir al impacto emocional que produce el trauma, por lo tanto, en terapia Gestalt buscamos promover la actualización de la experiencia con base en los recursos disponibles en el campo. Con respecto a esto, el PHG nos dice lo siguiente “No se trata de curar alguna cosa del pasado, ni de salvarlo de la defensa de una coraza, sino de hacer un ajuste creador en la situación actual. Para completar la Gestalt en la situación actual es necesario destruir y asimilar el obstáculo de la falta de awareness”. (Perls, Hefferline,Goodman 2002)

Las experiencias traumáticas son situaciones inconclusas del pasado que se mantienen como Gestalts fijas, que provocan que la persona no pueda desengancharse del pasado. El trauma es un obstáculo para aproximarse a las experiencias novedosas que surgen en el campo. El trauma es una experiencia que se aniquilo de manera prematura debido a la incapacidad de la persona para hacerle frente en ese momento. La falta de destrucción de la experiencia provoca que se establezca como una tendencia relacional que no puede asimilarse.

El trauma provoca las siguientes reacciones: luchar, huir e inmovilizarse.  Esta mirada ya se había mencionado en el PHG “Por una parte, la huida debida a un pánico "sin sentido", el shock, la anestesia, el desvanecimiento, hacerse el muerto, anular una parte, la amnesia, que protegen la frontera desensibilizándola o paralizando su motricidad, esperando a que pase la situación de urgencia... Los dispositivos de disminución de la actividad parecen apropiados para proteger la frontera del exceso ambiental cerrando la puerta al peligro" (p. 47)

Los dispositivos utilizados para proteger la frontera pueden instaurarse debido a un apoyo desproporcionado del entorno, lo anterior provoca una sensación constante de peligro que se mantienen como una pauta relacional. Los trastornos de personalidad generalmente se encuentran relacionados con el trauma infantil. La estrecha relación entre trauma y disociación pueden afectar la personalidad, esto puede tomar diversos rumbos de acuerdo a las características temperamentales de la persona y las condiciones del entorno en el que se desarrolla.

La traumatización temprana impacta en la prevalencia de los patrones de apego en las relaciones interpersonales. La escisión presente en la experiencia traumática  afecta la estructura de la personalidad.  El trauma psicológico se vive de distintas maneras de acuerdo a las condiciones propias de la historia contextual de cada persona.  La gran mayoría de las personas viven una situación traumática, sin embargo muchas personas superan la experiencia y continúan con su vida.

En terapia Gestalt consideramos que la personalidad es una manifestación de las experiencias que viven a nivel relacional. La función personalidad del self, define en gran medida las condiciones de la experiencia relacional acumulada, es una narrativa entre el pasado y presente contextualizado en las condiciones de campo contemporáneo.

Las experiencias traumáticas limitan la capacidad de la persona para nutrirse del entorno presente, debido a esto, la función personalidad se encuentra limitada hasta el punto de crear una narrativa que afecta la identidad, alterando la capacidad de inclusión, pertenencia y conexión con el entorno.

El trauma lleva a la persona a mantener un patrón relacional caracterizado por la deprivación, indisponibilidad, incertidumbre y la desorganización emocional. Siendo estas características la base para el desarrollo de los trastornos de personalidad. La experiencia relacional acumulada se encuentra restringida por la presencia del trauma, afectando la temporalidad de la persona. Cuando el trauma prevalece en la persona se produce una interrupción en el dialogo entre el pasado y el presente, la persona se queda fijada en el pasado y es incapaz de apreciar las condiciones en el entorno presente.

El trauma afecta al self, porque impacta en las diversas dimensiones de una persona como a nivel cognitivo, afectivo, relacional y pragmático. La persona necesita percibirse como alguien valioso e independiente. La falta de inclusión y confirmación son aspectos que afectan a la personalidad. En ocasiones pensamos que los padres tienen que ser violentos o desconsiderados para que se genere un trauma. No obstante,  cuando los padres son amorosos con sus hijos pero no respetan sus necesidades, afectan su capacidad resolutiva, creándoles  un trauma. Esto sucede, porque los padres son incapaces de reconocer a sus hijos o de aceptarlos.

Los trastornos de personalidad surgen del sufrimiento en la frontera-contacto que afecta la temporalidad relacional de las  personas. Cuando  las personas han tenido experiencias de trauma generalmente desarrollan ajustes creativos que prevalecen como patrones relacionales a nivel del self. De acuerdo, al ajuste creativo  que han realizado las personas ante la experiencia de trauma, será  el trastorno  que pueden llegar a desarrollar a lo largo de su vida. Con base en la experiencia clínica podemos hacer las siguientes hipótesis teóricas.

 

Grupo A: Trastorno Paranoide, Trastorno Esquizoide y Trastorno Esquizotípico de Personalidad.

Cabe mencionar que tomamos esta clasificación como guía. Sin embargo consideramos que se requiere mucha mayor profundidad en cada uno de los trastornos. En el caso de los trastornos del grupo A podemos ubicar un ajuste creativo  de Huida (Ausencia), es decir, la experiencia de trauma resulta en una desconfirmación, fenómeno que lleva a la persona a un proceso de negación de la propia existencia hasta el punto de quedar enajenado.

 

Grupo B: Trastorno Antisocial, Trastorno Límite, Trastorno Histriónico y Trastorno Narcisista de Personalidad.

En los  trastornos del grupo B podemos ubicar un ajuste creativo de Lucha  (Dificultad para ver a la otredad de manera realista), es decir, la experiencia de trauma  provoca que las personas desarrollen un instinto de sobrevivencia que altera su capacidad para percibir a los otros de manera realista. Es decir, todo el tiempo están a la espera de la agresión por parte del entorno.

La experiencia traumática genera una tendencia a la desconfianza, la impulsividad y el aislamiento. Estas son características propias de una actitud de combate, las personas que desarrollan trastornos del grupo B se mantienen en pie de lucha durante la mayor parte de su vida. Existe una tendencia hacia la violencia y la destructividad debido al resentimiento que se mantiene a lo largo de su vida. Existe una actitud caótica e ingobernable debido a la desilusión que han sufrido por parte del entorno durante las experiencias traumáticas.

 

Grupo C: Trastorno por Evitación, Trastorno por Dependencia y Trastorno Obsesivo- Compulsivo de la Personalidad.

En cuanto a los trastornos del grupo C podemos ubicar un ajuste creativo de parálisis  (Temor que congela e inmoviliza) es decir, la experiencia de trauma  provoca que las personas desarrollen una tendencia a paralizarse creando una tendencia a evitar enfrentar los problemas de la vida. Son personas que se consideran débiles e incapaces de agredir al entorno.  La imposibilidad de agredir al entorno provoca una constante experiencia de ansiedad e inquietud.

La experiencia traumática genera una incapacidad para diferenciarse del entorno,  asumiendo los introyectos que recibe del entorno como propios, debido al temor de agredir al entorno y destruir las experiencias que surgen. Las personas se desarrollaron en entornos donde prevalecía la exigencia y la falta de valoración. Esto les produce una desconfianza significativa en sí mismos, al grado de aceptar lo inaceptable debido al temor de ser avasallado  por el entorno.

El alto nivel de exigencia del entorno provoca que la persona desarrolle una percepción de incapacidad e indefensión ante el entorno. Esto puede desembocar en una sensación constante de vulnerabilidad al daño, por lo tanto, buscan el apoyo constante del entorno hasta el grado de ir perdiendo su identidad personal.

 

Conclusiones

En la actualidad la Terapia Gestalt se ha enfocado en el estudio de la psicopatología, en lo personal considero que la atención a las experiencias traumáticas son la base para la compresión de los distintos trastornos de personalidad. El trabajo con la psicopatología debe brindarle mayor importancia a los trastornos de personalidad para lograr una profunda compresión del contexto histórico y responder a las demandas propias de la época.

El trauma tiene su origen en el entorno familiar,  por lo tanto podemos decir que son problemáticas surgidas de los procesos de vinculación. El contexto social contemporáneo favorece la prevalencia de trastornos de personalidad relacionados a la interacción con el entorno. Las variantes en cada trastorno dependerán de las condiciones contextuales y las circunstancias individuales, familiares y social.

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