Tiempo y proceso
Estar: Permanecer o hallarse con cierta estabilidad en un lugar, situación, condición, etc.
Diccionario de la RAE
El tiempo
Creo que la distinción entre ser y estar puede resultar útil para hablar de la temporalidad en psicoterapia. Las teorías psicológicas más extendidas son teorías del "ser'': pretenden describir cómo somos, qué estructuras nos caracterizan, de qué pasta estamos hechos. El lenguaje popular también es así: la mayoría de las personas nos intentamos hacer una idea de como "son'' los otros, qué los define, qué características se mantienen estables en ellos a lo largo del tiempo.
Sin embargo, la terapia Gestalt es más bien una psicología del "estar''. No busca características intrínsicamente estables de las personas, ya que su objetivo es el cambio, la variedad, la creación de formas nuevas. Esta idea del cambio en el tiempo está implícita en el paradigma de campo. La TG pone el énfasis en que las personas "están'', no en que "son''. Le interesa más "cómo estamos'' que "cómo somos''.
Este cambio de verbo lleva a utilizar un conjunto de metáforas distinto para explicar la experiencia. Una visión del ser, de cómo son las cosas, tiende a buscar un mapa, tiende a buscar imágenes topológicas en las que las cosas están dentro o fuera, arriba o abajo. Hablamos de ser introvertido o ser extrovertido, del mundo interior, o de ser profundo o superficial. Esta visión del "estar'' incluye el tiempo y lo ve todo como parte de un proceso. Ahora estoy así, pero no sé cómo estaré mañana. Hay un énfasis sobre las "funciones''en vez de sobre las "estructuras''. Las estructuras siempre son cambiantes y la TG lo que más le interesa es ver cómo se produce ese cambio.
El tiempo se entiende en TG desde el presente. El pasado que interesa es el que emerge en el presente. ¿Cómo aquello que pasó sigue afectándome ahora? El futuro que interesa es el que aparece en este momento: cómo me proyecto ahora en mi futuro; cómo me sitúo ahora en relación al next, a lo siguiente, a las posibilidades que se me abren para seguir.
El proceso
"El proceso de contacto--retirada del contacto es el viaje que define al self, que lo lleva a la frontera de contacto con el entorno y que, después de la plenitud del encuentro, lo hace retirar del mismo.'' [Margherita Spagnuolo Lobb, La teoría del Self en psicoterapia de la Gestalt, cap. 5 de Psicoterapia de la Gestalt. Hermenéutica y clínica, p. 118., Ed. Gedisa, 2002] El concepto de proceso introduce la dimensión temporal de la experiencia. Éste es uno de los aspectos de la teoría del self que más me fascinan. La atención no está puesta sobre los contenidos de la experiencia ni sobre presuntos tipos de persona (o de persona patológica), ni siquiera sobre la estructura de la mente. El foco está sobre cómo hacemos, cómo nos movemos en el discurrir del tiempo y en el flujo de la vida. Cada instante es diferente, cada persona y cada situación son diferentes, así que nos hemos de fijar en cómo estamos haciendo ahora ya que no tenemos acceso a ninguna otra experiencia, más que a la presente. No tiene sentido categorizar los procesos porque cada uno es único. La teoria del self ofrece tan solo una guia simplificada de un proceso ideal y sus posibilidades de éxito o interrupción, advirtiéndonos de que no existe tal proceso ideal y que la complejidad de la experiencia solo se puede desentrañar in situ, al margen de las abstracciones aunque ayudados por ellas.
En terapia
La visión de proceso es fundamental. En cada momento el terapeuta se tiene que estar preguntando ¿qué está pasando ahora? Y no sólo eso, sino también ¿en qué momento estamos? En qué momento de la relación terapéutica, por ejemplo. No tiene el mismo significado un acontecimiento que se da en las primeras sesiones que después de meses o años. "No existe una relación atemporal o abstracta.'' [Giovanni Saloni. Tiempo y relación. La intencionalidad relacional como horizonte hermenéutico de la psicoterapia.Cap. 4 de Psicoterapia de la Gestalt. Hermenéutica y clínica, Ed. Gedisa, 2002] Toda relación es una "relación-a-hacerse''. ¿En qué momento de la sesión estamos? No se puede entender igual una revelación de algo íntimo hecha a principio de la sesión, nada más llegar, que al final, a punto de irse. Más aún, los principios de las sesiones podrían estar cargados de significado al principio de la relación, cuando se está elaborando dónde estamos el uno con respecto al otro, o los finales de las sesiones al final de la relación, cuando se está elaborando la separación.
El proceso es el meollo del asunto en la terapia Gestalt. La mayoría de conceptos, en especial los de uso clínico, giran entorno al proceso. La sesión de terapia es en sí misma un proceso de contacto, en el que el terapeuta es el entorno del paciente y viceversa y ambos realizan una danza para lograr contactar. ¿Qué lo hace posible, qué no? Ahí ha de estar la atención del terapeuta. En el precontacto hay que "rastrillar'' el ello de la situación para hacer visible la necesidad del momento, apoyar la formación de la figura. En la toma de contacto hay que estar atento a las interrupciones. ¿Tienen sentido? ¿Qué sentido tienen? En el contacto final, el terapeuta ha de estar ahí, dispuesto a recibir la experiencia, ya que no es sólo el paciente el que contacta. Son ambos. El proceso tiene lugar en el campo y ambos, cada uno desde su polo, son parte de él.
En mi experiencia
Mi comprensión del tiempo necesario para los procesos ha crecido tanto en la vivencia del grupo de formación como en mi terapia personal. Me ha quedado claro que hay cosas que no pueden pasar sin tiempo de por medio. Hace falta tiempo (aunque no sólo tiempo) para construir la confianza. Según se va construyendo la confianza se va haciendo posible que emerjan asuntos que no podrían ser abordados antes. Nuestro grupo necesitó bastante tiempo para poder permitir que afloraran conflictos, en especial los de pertenencia y normas. Según se ha ido acercando el final del ciclo de formación, o sea, el fin del grupo tal y como ha existido durante estos dos años, se han ido poniendo en marcha estrategias para prepararse para la separación, bien buscando una continuidad (y "conjurando la muerte''), bien anticipando la despedida (y manteniéndola así "bajo control'').
Con mi terapeuta he necesitado también mucho tiempo para poder ser crítico de forma explícita, enfadarme con él y expresar mi desacuerdo. Nuestra manera de estar juntos ahora es muy distinta a la del principio de la relación. Las sesiones se estructuran de otra forma, los temas se abordan de otra manera. Al principio yo llegaba a la sesión con un abanico de temas atractivos para tratar. Yo mismo preparaba cada inicio de sesión con un "menú degustación'' de problemas personales que hiciera las delicias de mi terapeuta. Hoy en dia ya no siento la relación así. Los temas van surgiendo a lo largo de la sesión sin tanta anticipación por mi parte, y hablamos más de nuestra propia relación y qué curso puede tomar más adelante. El tiempo ha hecho su efecto.
Por otro lado, como terapeuta me fascina y me resulta muy difícil centrarme en el proceso y no en el contenido. Intentar entender lo que la otra persona me cuenta no me deja suficiente atención libre para captar los detalles de qué está pasando: ¿Para qué me cuenta esto el paciente? ¿Qué hace mientras me lo cuenta? ¿Cómo me siento yo mientras lo hace? ¿Cómo respondo yo al proceso? Espero que la práctica me vaya enseñando cómo hacer esto. Sospecho que aquí radica gran parte de la belleza y del arte de la terapia.