Los sentidos y la comunicación
Una visión gestáltica
Un artículo de Charo Pousa Torres. Psicóloga Humanista. Psicología privada.
A menudo creo que trabajar con el tacto, la mirada y el oído me han llenado siempre de la sensación de que la psicología es mas que un cambio de conductas en el otro, es un intercambio mas allá del presente, de la realidad, un intercambio emocional que siempre enriquece, sorprende, amplía la visión del otro, en definitiva hace crecer. Un aprendizaje que deja huella, que cambia la relación, que permite re-aprender, re-conducir.
El tacto es rico porque entras en la experiencia del otro, esa experiencia hecha de vida, de sensaciones, de emociones registradas, fijadas, archivadas, que a veces nos nutren y otras nos hacen sufrir.
Siempre en terapia para entrar con el otro a explorar su sentimiento hay que pedir permiso, sin él no debemos/ no podemos entrar, siempre lo hago desde la discreción y paso a paso, muy despacio, sin agobios.
Tener claro que vamos a explorar y no a sacar partido, no a satisfacer nuestra propia necesidad de amistad, afecto, reconocimiento, por eso desde la psicoterapia gestalt nos trabajamos antes a nosotros mismos, sabiendo que el papel del terapeuta es un instante de trabajo en donde desde el aquí y el ahora entramos en el organismo del otro siendo nosotros su entorno. Es una oportunidad de aprender.
Por eso, ser el entorno de alguien, supone que, aunque no quieras influyes y eres y estás en relación con. Pues desde aquí nos movemos. ¿Que es el tacto para mi en mi trabajo de terapeuta? Yo diría que es un cauce más de llegar al otro y darle a veces otro modelo de conducta. Pero, también, es un encuentro, la posibilidad real de compartir con el otro un momento en el presente, que sirva para conocernos y transmitirnos sensaciones, emociones.
En realidad, es una emoción en sí misma, compartir ese momento con alguien que te permite entrar en su interior, a través de los sentidos.
Pienso que los sentidos son la puerta que da entrada a las emociones. En el encuentro con el otro, permites que algo del otro entre en ti y te ayude a explorar, uniendo su sensación a la tuya y construyendo una nueva sensación compartida por ambos.
El tacto permite la reconciliación de las partes de uno mismo con las que no estas a gusto, produce tranquilidad o alteración según como lo hagas, siempre el tacto es experiencia y por supuesto el tacto es terapéutico.
Vemos como la experiencia cambia si utilizamos a la vez otros sentidos o no. No es lo mismo Mirar y Tocar que Tocar sin Mirar. Tampoco es lo mismo Mirar Y Oír que Oír sin Mirar, o Mirar sin Oír.
Cuando añadimos el sentido del tacto: miramos, oímos y tocamos a la vez, la información entra desde más canales y la experiencia es más completa, la sensación se vuelve más rica.
Creo que todos los sentidos los utilizamos entremezclados, y cuando los separamos, descubrimos que nuestra experiencia se modifica en función de la información que nos llega a través de los sentidos.
Por eso, cuando solo utilizamos uno o dos de los sentidos, bloqueando alguno de ellos, la información nos llega parcelada, no somos capaces de analizar la situación, perdemos contenidos. A la vez, no somos conscientes de la transmisión de emociones, a veces el gesto, la postura, o la sonrisa, el susurro o el enfado producen un corte en un conflicto. Olvidamos que la información es emoción y la emoción es información.
El oído es uno de los sentidos a la vez más olvidados y a la vez peor utilizados. No nos escuchamos o escuchamos de forma selectiva, la mayor parte de los conflictos provienen de aquí, de lo que queremos oír y no de lo que de verdad nos están diciendo.
El problema no está en el contenido sino en la forma de decirlo y de escucharlo, hay cosas que no queremos oír y otras que no deseamos decir.
La distorsión, el ruido, los sonidos, una melodía, los gritos, nos entran a través del oído; también las palabras agradables y las que no lo son. En nuestro mundo tenemos que luchar por darle un lugar a toda la información que nos esta llegando a través de todos nuestros sentidos y una forma más de bloqueo es no atender a uno de nuestros sentidos o parcelar la información. Podemos ver una parte, oír otra parte, y no tocar nada.
Por otro lado, una de las forma mas sutiles del maltrato es la ausencia del contacto, no tocar es el castigo más grande que hay, que no te abracen ni te acaricien ni te toquen jamás, produce uno de los mayores sufrimientos silenciados de la sociedad, la gente no dice cuanto echa de menos un abrazo, somos una sociedad que, en la eficacia por el trabajo, dejamos de tocarnos o de rozarnos. Y una persona que no es abrazada, tocada y rozada muchas veces al día se siente mal.
La caricia tanto verbal, como táctil, nutre y cambia, reconduce y produce aliento para seguir.
Además la vista influye en todo, en la comida, aprendemos a “comer con los ojos”, la importancia de los colores en los menús produce comidas más coloristas que nos resultan más apetitosas. Influye en nuestra ropa: nos vestimos de acuerdo a como nos sentimos. Los colores relajan o estimulan nuestros estados de ánimo. Y nos envolvemos en colores en nuestras casas pintando y diferenciando nuestro espacio en función de la organización de este espacio para nosotros.
El espacio y su organización nos caracterizan, al colocar una silla o una mesa en un lugar determinado, que tiene que ver con nuestros gustos, con la luz: su presencia o su ausencia en nuestros lugares de trabajo y de ocio cambian nuestra vida, así como también la ausencia o presencia de ruidos o sonidos alrededor.
Vivir en un lugar lleno de ruidos ensordecedores produce un nivel mayor de irritación y falta de concentración así como la música (ruido) puede producirnos descanso o alteración dependiendo de nuestros gustos y la selección de los mismos.
Creo que es importante la educación de los sentidos: escuchar música de todos los géneros produce una riqueza y una ampliación de los registros auditivos, lo mismo que educar visualmente recreándose en paisajes y acariciando con los ojos puede producir una mayor sensibilidad hacia lo que estamos sintiendo. Pero entiendo que la educación kinestésica (tacto, volumen, espacio) es el reto mayor, en todas sus formas el tacto requiere la educación en el con-tacto, el conocimiento del cuerpo, aprendiendo a respetar al otro en su intimidad.
Aprendamos a escuchar, ver y tocar desde la sensibilidad para que nuestra comunicación produzca encuentros más ricos y no momentos apresurados de intercambio.
En definitiva, los tres sentidos que se amplían en su realidad con el otro están modificando nuestra información, haciendo que la comunicación sea más rica, cualquier palabra dicha desde la sonrisa, suaviza y aligera, mientras que el mismo mensaje emitido desde una cara contraída produce tensión.