Estética, poética y creatividad en Terapia Gestalt
“Todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón” Mario Benedetti.
Estética
La sociedad occidental se ha construido a partir de un paradigma cartesiano que promueve la escisión entre mente y cuerpo. Desde la experiencia estética buscamos acercarnos a una visión más holística del ser humano. La Terapia Gestalt Contemporánea reconoce la experiencia de la persona como un cuerpo en movimiento que se co-construye en su interacción con el otro. La estética es una experiencia humana que permite a la persona explorar su entorno desde una perspectiva somática en su vida diaria.
La estética es un recurso que permite a la persona tomar conciencia de su singularidad, pero también de su interdependencia con el entorno. La persona se construye en relación con el otro, el organismo es un proceso de regulación relacional, de modo que la experiencia encarnada está en co-creación con su entorno.
La estética no solo tiene que ver con la belleza o el arte, sino que se concentra en las formas en que las personas construimos significados desde nuestra vivencia somática. Dentro de nuestro ambiente familiar la persona no solo introyecta ideas a través del discurso dialógico, sino que muchos de nuestros aprendizajes son a nivel estético, es decir, aprendemos a través de nuestra experiencia somática y los patrones de movimiento que nos permiten interactuar para definirnos temporalmente con relación a nuestro entorno.
La experiencia estética se aproxima a la definición de nuestro cuerpo a través de los procesos sensoriales, somos humanos en la medida en que sentimos al mundo de la vida. La piel es un órgano que nos permite manifestarnos frente al otro, y nos brinda la oportunidad de conectarnos con el entorno. La experiencia estética nos brinda la posibilidad no solo descubrir al mundo, sino también cómo sentimos al entorno y cómo nos definimos temporalmente con base en nuestra experiencia sensitiva. La percepción nos ayuda en nuestros procesos de interconexión y nos brinda una amplia gama de experiencias emocionales que le pertenecen al campo.
La experiencia estética es mucho más grande que nuestros parámetros de comprensión cognitiva, la mixtura sensorial necesita ser descrita y compartida desde una actitud fenomenológica. El lenguaje convencional en ocasiones es insuficiente para describir la experiencia, es ahí cuando recurrimos a la poética como camino para realizar apreciaciones estéticas.
La percepción nos incluye en el mundo porque nos permite acceder a un conocimiento más puro de la experiencia. En el trabajo terapéutico podemos observar continuos procesos de alteridad intersubjetiva, donde la experiencia sensorial es compartida a una inserción recíproca, que afecta a la relación terapéutica. La percepción no es un aspecto puramente cognitivo: por el contrario, es un proceso integral que incorpora la conexión de los sentidos y las funciones de contacto.
La conciencia somática nos permite acercarnos a una realidad que incluya el conocer, sentir, pensar e imaginar. Estos procesos son la guía estética que busca el terapeuta para acercarse a la experiencia intersubjetiva que sucede en el campo durante la sesión terapéutica. La experiencia estética nos aproxima al fenómeno como un proceso de investigación sobre la manera en que co-creamos los significados en la frontera- contacto.
El terapeuta Gestalt estará al pendiente de las cualidades estéticas presentes en el campo, para alcanzar significados desde la relación de nuestro cuerpo en las experiencias del campo. Como terapeutas Gestalt nos nutrimos de las aportaciones de Baumgarten, quien hace referencia a la estética en relación con aspectos sentimentales de la belleza. Los procesos somáticos y afectivos nos permiten contemplar de manera integral la belleza de los fenómenos. La Terapia Gestalt tiene como base la sensibilidad para contemplar la belleza de las experiencias que suceden en el campo, y lograr una conciencia subjetiva que nos permite tener posibilidades de co-crear significados a los fenómenos desde una perspectiva estética.
La teoría estética aporta a la Terapia Gestalt un análisis profundo de los procesos intersubjetivos y las singularidades que configuran el campo. La presencia del terapeuta es generadora de significados, además posibilita alcanzar una comprensión más amplia de la experiencia singular que sucede en el campo. La experiencia estética surge de la percepción que tenemos del entorno, de nuestra vivencia somática, y su alcance trasciende el discurso sobre las problemáticas del consultante
La experiencia estética también apoya al campo a generar un compromiso con lo que está sucediendo a nivel intersubjetivo. Con respecto a esto, en el libro fundador de la Terapia Gestalt se menciona lo siguiente: “Cuando decimos ‘comprometido con la situación’, queremos decir que no existe un sentimiento de uno mismo o de otras cosas fuera de la propia experiencia que tenemos de la situación. El sentimiento es inmediato, concreto, presente y comprende íntegramente la percepción, el sistema muscular y la excitación” (PHG p. 193, 194).
La estética, de acuerdo con la postura de Kierkegaard, se mantiene en la esfera de la inmediatez. Considero relevante trasladar las ideas de este gran filósofo a la práctica terapéutica, porque nos ayuda a entrar al misterioso mundo de la inmediatez (Umiddelbarheden) y la indeterminación (Ubestemmetheden). Lo estético es potencial porque mantiene una tensión entre la fuerza motriz y la movilización.
La Terapia Gestalt justamente nos invita a explorar la inmediatez de la experiencia de campo, la indeterminación de las conductas del consultante en categorías diagnósticas, y sobre todo explorar cómo la experiencia aporta excitación al campo, generando una tensión entre las fuerzas impulsoras de la movilización y las fuerzas de resistencia al mantenimiento de la condición actual.
Kierkegaard nos aporta otras ideas que son valiosas para enriquecer el trabajo estético en Terapia Gestalt. Encontramos el devenir entre la experiencia genuina y su historia, este encuentro produce una experiencia que apoya el crecimiento de la relación terapéutica en la inmediatez. El terapeuta pondrá atención al devenir estético que se presenta en la frontera-contacto donde el consultante puede lograr una reconciliación entre lo potencial, lo presente, lo histórico y las posibilidades de la inmediatez.
La terapia es un espacio donde se manifiesta el devenir entre finitud de lo que sucede y la ampliación de conciencia que apoya a la movilización de las categorías existentes hasta ese momento. Es entonces cuando el consultante tomará conciencia que sus introyectos. La finitud es una luz de esperanza que ayuda a la persona a comprender que todo lo que sucede no será eterno, sino una experiencia que está presente y puede encontrar el cierre o finitud.
La esfera estética moviliza al campo por medio del devenir, a través de la energización que provoca el auto-movimiento somático como respuesta a la experiencia inmediata. La persona se define estéticamente en la inmediatez de lo que es, como una mediación entre la experiencia interior que se ve afectada por la presencia de los otros; formando un espacio singular que activa la potencialidad de lo que puede ser, y no ha sido hasta ese momento o no ha podido asimilar.
La estética genera un estado de inocencia que va más allá de los juicios morales, y que permite una mejor conexión con los fenómenos que se producen en la interacción con el entorno. La estética es una experiencia de identidad temporal que crea posibilidades de interfaz entre lo corporal y lo psíquico. Las personas que tienen experiencias de sufrimiento han olvidado la inmediatez porque viven con premura anhelando la idea de aniquilar el sufrimiento. Esta idea obstruye la vía sensorial al camino de la belleza. El camino hacia el desarrollo estético está construido de agresión, destrucción, dolor y desgarramientos. Para alcanzar la creatividad y la belleza es necesario vivir intensamente todo lo que ha quedado lejos de la conciencia debido al miedo de enfrentarlo.
El terapeuta es un artista y un aventurero que acepta la posibilidad de exponerse, asumir riesgos y tocar su propia herida para responder a la inmediatez de la experiencia. El terapeuta necesita despojarse de expectativas, prejuicios y actitudes rígidas. El espacio terapéutico es un hermoso escenario donde se despliegan una serie de tramas e historias que se entrelazan, coincidiendo en el dolor compartido.
El terapeuta está en el escenario, como un promotor de la vivencia estética en la inmediatez, aferrándose a la temporalidad, valorando la finitud. La terapia es una serie de sucesos indefinidos donde se presentan figuras novedosas y se co-crean instantes fugaces que son vivenciados intensamente hasta ser asimilados.
Tanto la vida, como la terapia son paradójicas, porque es necesario experimentar un profundo dolor para alcanzar momentos de dicha y esperanza. El dolor y la esperanza generalmente se encuentran en la experiencia estética, es difícil saber cuál impulsa a la otra, pero la vida sensual tiene una lógica propia, donde tienen cabida el sufrimiento, la pasión y la fe, pero sobre todo la compasión.
La Terapia Gestalt hace énfasis en la inmediatez fundamentando su aproximación a la realidad con base en la experiencia somática, buscando lo inédito y lo singular. El campo necesita que la frontera-contacto sea flexible, apoyando a los procesos de diferenciación, y que impulsen la potencialidad contenida en las personas. Lo estético ayuda al devenir de la libertad, dando saltos creativos por parte del campo para crear una nueva regulación relacional. La reflexión compartida responde a la estética que sea crea en la situación terapéutica. La transferencia que sucede en la experiencia estética es relacional y reflexiva. Las vivencias de sufrimiento del consultante no pueden ser completamente ajenas a la experiencia del terapeuta. La experiencia emocional es esencial, y lo esencial no puede resultar ajeno al terapeuta.
Cuando la terapia se enfoca en el contenido y no en el proceso, entramos al mundo de las ideas. La idea niega la inmediatez y aniquila la vivencia presente, porque no logra destruir la experiencia para posteriormente asimilarla. El dolor en soledad se convierte en sufrimiento, creando ausencia en la frontera-contacto, no obstante, esta ausencia no aniquila totalmente la experiencia de sufrimiento, porque pueden ser percibidas a nivel estético. Es decir, el sufrimiento que no es expresado puede sentirse en el campo.
El sufrimiento se siente en el campo, es entonces cuando el terapeuta atiende a la experiencia estética desde la inmediatez, resonando somáticamente a la situación que presenta mayor intensidad. El campo se manifiesta desde la más profunda intensidad, y convierte el dolor contenido en un instante de presencia estética. La sesión terapéutica puede ser una tarde gris o una noche tenebrosa, pero si el terapeuta y consultante sostienen la experiencia de dolor pueden alcanzar a presenciar la hermosura del alba por la mañana. La experiencia estética no aniquila el dolor, pero permite que el dolor se pueda transmutar de sufrimiento a belleza. Pasamos de un dolor en soledad, a un dolor que promueve compasión.
El consultante ha experimentado tanto dolor que ha buscado aniquilarlo. No obstante, el dolor se queda guardado y progresivamente se convierte en sufrimiento. El terapeuta Gestalt sabe que el dolor es una fuerza impulsora que energiza y moviliza al campo. El dolor tiene un enorme poder, porque contiene una gran cantidad de energía y necesidades no expresadas. Por lo tanto, es necesario recuperarlo y sostenerlo en la frontera-contacto para que se pueda alcanzar una experiencia momentánea de belleza y completud.
Según Kierkegaard, el desgarramiento es necesario para alcanzar un estadio ético; considero que la vivencia intensa de dolor otorga a la persona una nueva visión de su historia. Le brinda el apoyo para re-significar las experiencias dolorosas, y esto permite que el consultante encuentre nuevas formas de relación más humanas. La ética de la alteridad se hace presente albergando las diferencias, la realidad, el tiempo y el dolor.
La estética nos permite encontrar momentos donde la dualidad encuentra un punto intermedio entre lo real y lo ideal, es decir, se puede vivenciar la posibilidad. En un mismo momento la idealización se entrelaza con la realidad y se produce la posibilidad. Es así como destruye la escisión que caracteriza al sufrimiento que vive el consultante. La estética ayuda a que lo imposible se vuelva una posibilidad donde pueda encarnarse y resonar toda la energía contenida en el campo.
La estética que propone Kierkegaard es de posibilidades. En este sentido, podemos decir que percibimos no solo la experiencia emocional del otro, sino la experiencia emocional matizada con las posibilidades que aporta nuestro propio idealismo, lo posible se co-crea entre lo esencial y lo ideal. En esta posibilidad la realidad nos sacude, y se refleja en sí misma, modificando temporalmente a todos los participantes de la situación terapéutica.
Lo estético nos ayuda a jugar con el punto cero entre lo real, lo intelectual, lo ideal, pero sobre todo con lo posible. La posibilidad estética parte de la realidad fáctica, que se alcanza a través del proceso de resonancia que produce el fenómeno de campo. En esta posibilidad, la realidad se presenta en la frontera-contacto, se repite y se destruye, pero afecta al campo en favor de la novedad.
Lo estético posee la libertad como una posibilidad infinita en el proceso terapéutico, se crea una dialéctica entre lo imposible y lo posible. Lo estético ayuda a alcanzar el salto de lo imposible a lo posible, abandonar lo que hasta ese momento había sido real, para adentrarse en el vacío que produce la novedad.
La estética para Baumgarten tiene que ver con los conocimientos que recibimos a través de la percepción sensible, y que tiene una naturaleza clara pero imprecisa. La relación que se establece es sensible, no es entre un objeto y su generalidad, sino entre la representación de un objeto y la significación de su particularidad. Ese principio de la estética nos ayuda a comprender que lo que sucede en el campo es singular, y desde esa experiencia encontrar significados.
La experiencia estética se concentra en la presencia particular, propia y sensual. La terapia desde un punto de vista estético es co-creación entre la imaginación, la pasión, poética y el arte. La terapia Gestalt se fundamenta en la experiencia estética, porque se busca la belleza a través del conocimiento sensible. La perspicacia del terapeuta le permite mantener una actividad sensible e intelectual, para poder integrar la experiencia estética que acontece en el campo. El terapeuta necesita una mirada atenta y abierta a los detalles presentes. Esta mirada es una luz hermosa que precisa develar la novedosa belleza que permanecía en la oscuridad. A esta luz Baumgarten la denomina Lux aesthetica.
Su relevancia está vinculada al tipo de claridad de la experiencia estética, que permite el establecimiento de los objetos. Esta claridad estética tiene que ver con las posibilidades. La estética aporta novedad, riqueza y vitalidad a la experiencia en el campo, y entre más extensa sea la experiencia sensible, mayor será el grado de claridad que tenga la figura, dado que la resonancia somática permite una mayor cantidad de experiencias y elementos que signifiquen la singularidad de la situación.
La Terapia Gestalt se vuelve estética cuando se acerca a la realidad desde el conocimiento sensible que busca la apreciación de la belleza. La estética permite al terapeuta ampliar su imagen del ser humano y sus relaciones. En la terapia Gestalt buscamos alcanzar el felixaestheticus, es decir, que la persona sea capaz de lograr un equilibrio emocional.
El felixaestheticuses parte de la búsqueda de la Terapia Gestalt, es decir, una persona que acepte la incertidumbre, y viva entre la tensión de la confluencia, el contacto y la retirada. Esta tensión se mantiene por la excitación que se produce en la frontera-contacto. Cuando el terapeuta se encuentra alejado del felixaestheticus propone un campo de alienación que anestesia el proceso de resonancia. La terapia busca que el consultante pueda superar el estado de anestesia a través de la sensibilización, significación y asimilación.
La terapia es una invitación a una experiencia estética que sucede en la relación con el consultante. El terapeuta se convierte en un artista co-creador de situaciones que permitan el surgimiento de instantes donde lo ordinario entra en una nueva dimensión basada en la experiencia sensorial. El terapeuta es un artista que manifiesta su ser y su ground, en favor de un campo actualizante. La obra de arte está en la relación que se va co-creando entre las aportaciones artísticas del terapeuta y el consultante, es un poema a dos voces.
El artista es la antítesis del científico, acepta la incertidumbre y la sensibilidad como caminos para encontrar las posibilidades presentes. Aceptar lo efímero de la verdad es parte de la capacidad del artista. Por el contrario, el científico busca la certeza, la exactitud y la obstinada persecución de una verdad que es inalcanzable. El terapeuta Gestalt es un artista que comprende a la ciencia pero toma como guía la sensibilidad y la creatividad artística.
Buscamos generar un campo donde se experimente y promueva la creatividad artística y la belleza para lograr la asimilación de los aspectos que estaban alienados. El terapeuta asume riesgos que promueven una resistencia a la tendencia inherente al campo. Las autorrevelaciones que realiza el terapeuta a nivel estético favorecen la creación de nuevas posibilidades al campo. El terapeuta sacude al campo con su exposición y asunción de riesgos. Sin embargo, esta es una co-creación, porque sin los fenómenos presentes en el campo, el terapeuta no podría hacer estas revelaciones.
Creatividad, arte y poética en Terapia Gestalt Relacional
La terapia Gestalt tiene en sus fundamentos teóricos las dimensiones estéticas, creativas y artísticas. El arte y la creatividad se encuentran en el corazón de la terapia Gestalt, porque el arte engloba la experiencia creativa realizada por el ser humano para expresar su mirada sensible acerca del mundo, o de su relación con la otredad. La terapia consiste en un proceso sensible-creativo que busca favorecer el contacto, compartiendo sensaciones, emociones, sentimientos, percepciones y deseos.
El terapeuta Gestalt es un artista que utiliza una metodología científica revestida de sensibilidad, humanidad que lleva a la terapia a las dimensiones de la filosofía, la poética y la danza. Una sesión terapéutica es una urdimbre de experiencias estéticas, que se van entrelazando para co-crear formas que dan sentido a la experiencia real, tal como sucede en la situación.
El método de la terapia gestalt es contextual y fenomenológico, no obstante, tan se recurre a los métodos hermenéuticos y estéticos, que nos ayudan a profundizar en la percepción y
comprensión. En el proceso terapéutico intentamos comprender como cada experiencia es una expresión creativa ya sea por parte del cliente, del terapeuta, de la relación o de la situación. La realización creativa tiene una lógica particular que no se puede encuadrar en moldes científicos, sino que toma forma de una experiencia artística e incluso numinosa (trascendental).
Las personas llegan a terapia con historias profundamente dolorosas, la mayoría busca encontrar soluciones que le permitan olvidar o superar el pasado, para nunca volverse a sentir de esa manera. Sin embargo, la Terapia Gestalt es una invitación a explorar como estas situaciones pasadas sirvieron como recursos creativos para sobrevivir, pero que ahora están perdiendo su matiz creativo, quedando ajustadas a las percepciones anacrónicas (fuera de tiempo u obsoletas) que se tienen del entorno. Con base en esto, la persona ha desarrollado una personalidad verbal de acuerdo a las interacciones que tiene con el entorno, cuando el lenguaje es limitado y cotidiano la persona va perdiendo capacidad creativa y flexibilidad.
El arte nos lleva de lo ordinario a lo extraordinario, porque nos conecta con una nueva manera de percibir los eventos del día a día. Nos ofrece un espacio para manifestar las razones de nuestro corazón, utilizando medios que superan la lógica cotidiana. El arte consiste en la búsqueda de la buena forma, de construir Gestalts que reflejen la estética de la situación, teniendo un sentido singular que nos lleve a experimentar las posibilidades de una existencia creativa. La expresión genuina de nuestra voz, permite que surjan nuevas expresiones gramaticales que se encuentran contextualizadas de acuerdo al momento, recuperando la espontaneidad.
El lenguaje poético nos permita lograr expresiones integradas de aspectos polarizados, con amplios matices emocionales, experiencias contradictorias, oxímoron, figura/fondo, realidad/fantasía, atemporales, etc. Ante el dolor ajeno, no existen palabras suficientes para describir la experiencia de compasión por parte del terapeuta, por eso, la contemplación terapéutica o el lenguaje poético son formas estéticas de responder ante la belleza del dolor ajeno. La poesía es la posibilidad de dialogar de corazón a corazón, creando un campo que se reconfigura para irse armonizando al ritmo de la hermandad, las bellas palabras y de la danza de los cuerpos en conexión.
La experiencia de sufrimiento del paciente se puede convertir en un lienzo, en un texto, en una danza, en una nueva posibilidad de existir. Durante el proceso van surgiendo nuevas formas de estar en el mundo, lentamente el cliente va superando su postura de sobrevivencia para aprender nuevas formas de convivencia en el contexto presente. De acuerdo con lo anterior los teóricos fundadores mencionan lo siguiente “un poema resuelve un problema que puede ser resulto solamente por la invención verbal, mientras que la mayoría de las hablas se dan en situaciones en donde, la solución necesita otros tipos de comportamiento, una respuesta de quien escucha, etc. Se deduce de esto que, en la poesía, en donde toda la realidad debe ser transmitida a través del habla, la vitalidad del discurso se acentúa; hay más ritmo, es más precisa, está más cargada de sentimientos, mas dotada de imaginación. Y lo que es aún más importante es que el poema tiene un principio, una mitad y un final; acaba la situación” ( PHG p. 128)
La creatividad necesita ser alimentada por la sensibilidad, los clientes llegan con una profunda anestesia, por eso, necesitamos profundizar en las pautas relacionales sintomáticas, para lentamente ir cimentando una relación segura (ground) que permita desarrollar formas creativas de interacción novedosa dentro de la sesión. La creatividad nos hace conscientes de la temporalidad, es decir, nuestro encuentro tiene destellos del ayer, posibilidades del mañana y experiencias fugaces que tratamos de capturar en una figura retórica que nombramos aquí y ahora.
La creatividad en terapia Gestalt es horizontal surge de una relación igualitaria, creando momentos de hermosa compasión, movilizando el sentido estético que nos llevan a crear nuevas formas de comprender y estar en la frontera-contacto. La intuición guía el trabajo hacia las posibilidades creativas que emergen de la experiencia estética, el cliente comparte un sin fin de elementos (paralingüísticos) al campo relacional, el trabajo el terapeuta es recibirlos y comprenderlos; para juntos formar innovadoras posibilidades.
El acompañamiento terapéutico se convierte en un mosaico multi-experiencial de aspectos que son aportados por el cliente, por el terapeuta, por la relación y finalmente por la situación. Encontrar un lugar común, a partir de nuestras diferencias, es la base, para crear una melodía relacional, una danza armoniosa, un poema compartido, una pieza única, etc.
La danza, los instrumentos musicales y la voz permiten la integración de la conciencia, el movimiento y la emoción en un proceso de contacto centrado en el presente. La intuición es la habilidad de organizar nuestros sentidos para comprender de forma sensible la realidad. Para desarrollar la intuición, el terapeuta necesita una atención focalizada, confianza para responder con espontaneidad para ir creando experimentos que ayuden al cliente a desarrollar experiencias excitantes y novedosas.
La comedia y la actividad lúdica también forma parte de las expresiones creativas dentro del proceso terapéutico. Aunque la creatividad aporta grandes bondades a la salud de las personas, también es importante el proceso de ajuste, porque ayuda a balancear la creatividad, contextualizando a las condiciones del entorno. Por tanto, la creatividad y el ajuste son interdependientes, porque se requiere de la interacción dinámica de ambos elementos para mantener un estado de equilibrio emocional.
El cliente también es un artista, pero que ha ido perdiendo su capacidad sensible, fundamentas sus actuales obras, en los éxitos del pasado. En Terapia Gestalt nos enfocamos en explorar las cualidades singulares de la experiencia, para promover el awareness a través de la creación de formas novedosas. La terapia Gestalt es también una terapia de la percepción, porque busca crear nuevas figuras y fondos, que brinden alternancia a las percepciones antiguas, re-significando las percepciones totalitarias, profundización en el proceso de diferenciación entre experiencias pasadas y la experiencia contextual. Lo anterior permite que las formas simples, vayan se vayan complejizando, creando nuevos significados con base en la vivencia intersubjetiva y situacional.
La terapia Gestalt surge de un movimiento contracultura que impulsaba nuevas formas de vivir. Superar el orden establecido, la rigidez científica y la insensibilidad capitalista. La teoría de la terapia aporta conceptos que impulsan el cambio, la sensibilidad y la creación.
La terapia Gestalt es una forma de emancipación de las pautas que hemos introyectado del entorno, es un proceso creativo que busca nuevas formas que fomenten la singularidad y la solidaridad. Laura Perls menciona lo siguiente "“La Terapia Gestalt es un proceso anárquico en el sentido de que no sigue unas reglas o normas pre-establecidas. No pretende adaptar a la gente a ningún sistema, sino que intenta adaptar a la gente a su propio potencial creativo.” (p. 32)
La resistencia a las imposiciones sociales, es la base de la terapia Gestalt, responder a los viejos paradigmas de la psicología, con respuestas creativas surgidas de la filosofía y el arte. Para Paul Goodman el arte es una luz de esperanza es un mundo plagado de represión. Superar las lógicas impuestas por las sociedades contemporáneas, es posible, por medio de las artes, porque nos brinda la posibilidades de explayar nuestras cualidades estéticas.
La relación es un medio y un fin del contacto. Es medio, porque a través de la relación la persona es capaz de conocer y aprender de su interacción con el entorno (contactar). Es un fin, porque una relación está conformada por un conjunto de contacto. Las relaciones están determinadas por el grado de sensibilidad y creatividad, para movilizarse hacia la novedad y ajustarse en el proceso de asimilación contextual de los aprendizajes experienciales.
La sesión terapéutica es un acto creativo que conjuga diversas expresiones en el campo relacional, la creatividad requiere de la sensibilización, exploración, profundización, experimentación y ejecución. El proceso creativo busca la sincronicidad, con base, en las coincidencias que aparecen entre el organismo y el entorno, la situación presente. La resonancia estética, ayuda al cliente y al terapeuta a construir una figura clara que se creativa y se ajuste al contexto, esto da como resultado la buena forma.
La terapia es un juego sincronizado que promueve la formación de nuevas maneras de relación en el contexto. Aprender a jugar y divertirse de forma espontánea, es parte de los objetivos de la terapia Gestalt. El espacio creativo se encuentra en la frontera-contacto, donde la persona y su entorno interactúan descubriendo nuevas maneras de experimentar la vida, aunque es un espacio diferente a la vida cotidiana, el espacio terapéutico forma parte del mundo y de las posibles nuevas maneras de relación.
Conclusiones:
La terapia Gestalt como arte, busca explorar lo inesperado, profundizar en las posibilidades de lo incierto, pasar de la opacidad al horizonte próximo. La terapia como arte consiste en utilizar la visión estética, para describir aspectos que solo habían sido atendidos desde la lógica científica. La mirada relacional de la terapia Gestalt busca integrar la teoría, un método científico y el arte. La teoría y el método son la base (ground) sobre la cual el terapeuta y el cliente dibujan nuevos siluetas en el cielo, que poco a poco van tomando forma en la situación, dando lugar a proceso creativos que se materializan a través de la experiencia y el aprendizaje experiencial.
La mirada artística aporta a la terapia Gestalt herramientas para brindar soporte al cliente en su posibilidad de establecer un contacto profundo. Con base en esto, Laura Perls nos dice "Este proceso se podría comparar con el de crear una obra de arte (la expresión más noble de la experiencia humana integrada e integradora). Nos damos cuenta del conflicto que existe entre nuestras múltiples experiencias incompatibles e indomables en el momento en que llegamos a tener disponibles unos medios que nos permitan transformarlas e interpretarlas.” (p. 97).
Finalmente la experiencia estética que sucede en la frontera-contacto supera nuestro lenguaje cotidiano, la falta de palabras a veces es una limitante para brindar el apoyo necesario al cliente. Por esa razón, la poesía es una posibilidad creativa para reaccionar de manera compasiva la experiencia que sucede en el campo. La poesía tiene una plasticidad especial que permita que la personalidad abra senderos que se encontraban clausurados a la conciencia. La poesía módica el ritmo y crea una danza cinestésica y verbal, que nos lleva a la imaginación, nos conduce a la esperanza, y estos elementos nos hacen recuperar la confianza en nosotros mismos, en la otredad y en el horizonte próximo....