Psicoterapeuta Gestalt individual y de grupos. Sexólogo clínico. Docente. Pareja. Papá. Novelista de closet.
Por el momento, interesado por la literatura, la otredad, la sexualidad como forma de encuentro, la danza, el silencio.
Con ganas de encontrarme con otros, de conversar y de coincidir.
Perfil de Francisco Fernández Romero¿Cuándo puse llave o alcé una barrera o me blindé el alma para no ser de verdad tocado? ¿Cuándo elegí mirar todo lo que pasa ante mí sin que me pase nada? ¿Cuándo aprendí a ponerme a salvo?
“En realidad, una sesión de terapia es enormemente parecida a un encuentro sexual”.
¿Cuál es la propuesta educativa desde la Gestalt?
Escribo también pensando en mis alumnos de Psicoterapia que tantas veces veo detenidos por temor a equivocarse frente a sus pacientes o porque no tienen certeza de hacia donde seguir.
Se escribe de muchas formas. Plácidamente ante una taza de café o una copa de vino; en el silencio de una cabaña con el fuego crepitando en la chimenea; se escribe a mano o ante una pantalla; se garabatean notas en el bullicio de la calle. Se escribe por obligación o por necesidad. Esta vez, escribo con cierta urgencia, sin detenerme a pensarlo demasiado, con las palabras brotando.
Me ha pasado algunas veces. Ocurre de pronto, sin esperarlo realmente. Me sorprende. Lo siento en todo el cuerpo, pero sobre todo en el pecho, y cuando lo siento me reafirmo, me digo que vale la pena dedicarme a esto y que vale la pena estar aquí para contemplarlo.
Por supuesto, decir algo así es una generalización, porque no hay un solo silencio sino muchos y cada uno tiene su particular sabor, su propia textura. También hay silencios de dolor, de vergüenza, de miedo; silencios pesados como losas, angustiosos o interminables. Entonces me corrijo: me gustan algunos silencios, o quizá muchos. Me doy cuenta de que los busco, los construyo y, a veces, cuando paso tiempo sin ellos, los añoro.
A través de la exposición de un caso el autor da una visión de cómo trabajar las disfunciones sexuales más allá del síntoma.